Oviedo (Martes, 17-07-2018, Gaudium Press) Fuerte el pronunciamiento de Mons. Jesús Sanz Montes, Obispo de Oviedo – España, ante los intentos del gobierno de quitar la importancia a la asignatura de religión y restringir la educación concertada.
La educación concertada, es decir, la asociación del Estado con particulares para el ofrecimiento educativo, representa el 26% del sistema educativo español. En discurso reciente en el Congreso español, la nueva ministra de educación habló de modificar la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa – LOMCE, en el sentido de quitar peso a la enseñanza concertada. Buena parte, aunque no toda, de esta enseñanza es católica, y surge del deseo de los padres de ofrecer a los hijos este tipo de educación, por lo que restringir la educación concertada, termina siendo un atentado al derecho de los padres de escoger para sus hijos la educación que desean.
Sobre estos y otros temas, habló Mons. Sanz Montes, en entrevista a La Nueva España. A continuación reproducimos apartes de la misma:
– ¿Cuál es el motivo de fondo que le llevó a emplear una expresión tan fuerte como «dictadura totalitaria»?
-Hay dictaduras que son la resulta de un golpe de Estado, y las hay también que se transforman en tales después de una legítima elección democrática. La dictadura no explica únicamente cómo se llega al poder sino cómo se ejerce. Cuando el modo es invadente y se conculcan derechos fundamentales de las personas y de los pueblos, entonces estamos ante una «dictadura democrática». No por haber llegado al poder por un cauce democrático se excluyen los modos y formas totalitarias. Esto es enormemente peligroso y genera sobresaltos, intolerancias, estatalismos que minan la libertad. Lo haga quien lo haga.
-¿Considera que postergar la educación concertada y la asignatura de religión puede dar o quitar votos?
-Sean cuales sean las siglas políticas que haya detrás, una medida así tiene varias intenciones. Sin duda que habrá personas que desde su posición de izquierda anticlerical (también los hay de derecha) pueden ver con agrado que se censure todo lo más posible la oferta educativa cristiana que representa la inmensa mayoría de la escuela concertada, y que se potencie una escuela estatal de corte laicista y antieclesial. Dígase lo mismo respecto de la asignatura de religión.
-¿Y da votos?
-Puede ser fuente de votos para quienes saludarán esas medidas. Pero además de este objetivo, también se pretende arrinconar el hecho cristiano, la presencia de la Iglesia en la vida pública y social como si fuera una intrusa que está de más. Son las conocidas tesis laicistas que así practican su intolerancia anacrónica e injusta, incapaces de un verdadero diálogo y de una pacífica convivencia con posiciones que no coincidan con las suyas. Éste fue el precioso y recordado ejemplo de nuestra transición democrática: que distintas posiciones políticas y sociales lograron consensuar un marco de convivencia que hizo posible la reconciliación, comenzando una nueva página de nuestra reciente historia.
-¿Hay que interpretar sus palabras como un llamamiento a la movilización de los católicos?
-En absoluto. Pero sí una voz libre que dice con respeto y con razones las cosas que se están dando con demasiados despropósitos y no exentas de tropelías, en una improvisación nerviosa que termina pisoteando derechos de personas, de una sociedad adulta e incumpliendo acuerdos internacionales. El poder puede cegar, sobre todo cuando no se entiende como un servicio para construir juntos la sociedad sino como un trampolín para medrar personalmente o para imponer como un trágala una ideología. Pero además, se están usurpando a los padres el sacrosanto derecho de educar a sus hijos según ellos consideren mejor: en vez de esto, se les dificulta hasta la imposibilidad que puedan hacerlo, y se les impone una ética de Estado para adoctrinar ideológicamente. Esto es lo grave y no podemos callar.
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