Ciudad del Vaticano (Viernes, 27-07-2018, Gaudium Press) El día 26 de julio se celebró la memoria de los Santos Joaquín y Ana.
Este recuerdo propuesto por la liturgia sugiere la reflexión sobre la importancia de los padres y los ancianos, representados en la persona de los abuelos.
Santa Ana y San Joaquín, como se sabe, eran padres de Nuestra Señora y abuelos del Niño Jesús. Por eso mismo, en muchos lugares se celebra el 26 de julio como el «Día de los Abuelos». Como educadores son punto de referencia para jóvenes y ancianos para una renovada mirada sobre la vocación de la vejez.
San Joaquín y Santa Ana con la Virgen Niña |
Y sobre el hecho de ser abuelos, o simplemente ancianos, en los días inciertos y carentes de puntos de referencia de nuestro siglo, es bueno tener esta Santa Pareja como parámetro.
Recordamos también lo que Benedicto XVI afirmó en 2012: «La calidad de una sociedad, -me gustaría de decir de una civilización-, se juzga también por el modo como se tratan a los ancianos y por el lugar que les reservan en la vida común».
Y, todavía sobre el papel del anciano y de su importancia en la sociedad, recordamos una frase atribuida a Olivier Clément:
«Una civilización donde no se reza más es una civilización donde la vejez no tiene más sentido. Y eso es asustador, nosotros precisamos de ancianos que recen, porque la vejez nos es dada para eso».
Árboles que continúan dando frutos
También el Papa Francisco puso su atención, en varias ocasiones, sobre los ancianos, con respeto y afecto para los que viven esta edad no fácil, muchas veces penosa, pero todavía rica de recursos.
En un discurso, ya el 15 de octubre de 2016, hablando a los ancianos durante un encuentro, así los definió:
«Son como los árboles que continúan dando fruto: incluso cargados con el peso de los años, pueden dar su contribución original para una sociedad rica de valores y para la afirmación de la cultura de la vida.»
Pedir a los ancianos sus oraciones
El Papa Francisco ha hablado mucho de los ancianos. En la visita que Francisco hizo a Pietrelcina, con ocasión de las conmemoraciones de los 50 años de las apariciones de los estigmas de San Pío, él pidió por las personas mayores:
«No falte una atención solícita y llena de ternura a los ancianos, que son un patrimonio incomparable de nuestras comunidades. Me gustaría que un día se atribuyese el premio Nobel a los ancianos, que son la memoria de la humanidad.»
También pidió oraciones a los ancianos:
«¡La oración de los ancianos y los abuelos es una dádiva para la Iglesia una riqueza! Una gran dosis de sabiduría también para toda la sociedad humana: sobre todo para aquella que vive demasiado ocupada, absorbida, distraída.» (JSG)
(De la Redacción de Gaudium Press, con informaciones de Vatican News)
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