Asís (Jueves, 02-08-2018, Gaudium Press) Desde el 1º de agosto, hasta hoy tiene lugar en la Basílica Papal de Nuestra Señora de los Ángeles en Asís la tradicional celebración del «Perdón de la Porciúncula» o «Perdón de Asís», una indulgencia que se remonta al año 1216 y que continúa vigente en nuestros días.
Cientos de peregrinos, que proceden de diversos puntos de Italia y del mundo, llegan a la Basílica franciscana para cruzar la «puerta del perdón» de la Porciúncula y recibir el don de la Indulgencia Plenaria, una gracia que fue otorgada a perpetuidad para los fieles gracias a San Francisco de Asís.
La fiesta del perdón fue oficialmente abierta con la apertura de la «puerta del perdón» de la Porciúncula el miércoles 1º de agosto, en el marco de una solemne Eucaristía que presidió el Padre Michael A. Perry, Ministro General de la Orden de los Frailes Menores (OFM).
Al iniciar la homilía, el sacerdote franciscano, señaló: «Cada año tenemos la gracia de estar juntos en la iglesia de la Porciúncula para celebrar el don del perdón, en esta ciudad que se ha convertido en símbolo del diálogo, de reconciliación y de paz; un símbolo del que hacen parte también ustedes que viven aquí y todos aquellos que llegan para vivir una experiencia verdadera de paz y de reconciliación. ¡Todos damos gracias al Señor por este don!».
El Padre Michael A. Perry abre la «puerta del perdón» de la Porciúncula / Foto: assisiofm.it. |
Tomando luego las lecturas proclamadas, el Padre Perry, reflexionó: «El amor y la misericordia de Dios hacia cada uno de nosotros abre las puertas a la vida nueva (…) Dios viene a buscarnos, casi como lanzando fuera la alfombra de bienvenida para cada uno de nosotros».
Dijo que esta hospitalidad del Señor, «es de la naturaleza misma de Dios. Y aquello que Dios hace es para que nosotros tengamos vida (…) ‘vida en abundancia'».
Refiriéndose luego a la problemática que enfrentan los migrantes en diferentes países, sobre todo en Europa y los Estados Unidos, hizo un llamado: «La palabra de Dios nos invita hoy a combatir la cultura de la indiferencia, de la exclusión y el distanciamiento que parece insuperable. La Palabra de Dios nos invita a superar todos nuestros miedos que llevamos dentro y convertirnos constructores de puentes entre los pueblos (…)».
Exhortó, asimismo, para que se acepte la invitación de San Francisco de Asís, «quien nos llama a disfrutar una indulgencia que nos da ya la posibilidad de vivir el paraíso aquí y ahora, y de compartir esta experiencia de paraíso con todos, sin exclusión, sin distinción, para prepararnos a aquello que viviremos plenamente cuando estemos en la eternidad delante del Señor. ¡Buena fiesta del perdón!».
Fue por solicitud de San Francisco de Asís que todos los años, cada 2 de agosto, se gana la «Indulgencia de la Porciúncula». El propio santo, inspirado por Dios en una visión, solicita al Pontífice Honorio III una indulgencia para la iglesia de Santa María de la Porciúncula por él restaurada.
Cuentan que el Papa le respondió: «No es oportuno hacer esto; quien, de hecho, pide una indulgencia, es necesario que extienda su mano en ayuda. Pero dime ¿cuántos años quieres y cuánta indulgencia debo pedir?». A lo que San Francisco señaló: «Padre Santo, su santidad no tiene el gusto de darme años, ¡pero almas!».
A lo que continuó el santo: «Quiero, Padre santo, si gusta Su Santidad, que quienes confesados y contritos, y como es el deber, absueltos del sacerdote, entren en esta iglesia, sean liberados de la pena y de la culpa en el cielo y en la tierra, desde el día de su bautismo hasta el día y hora del ingreso de dicha iglesia».
El 2 de agosto de 1216, fecha en que se consagró la capilla de la Porciúnculas, San Francisco de Asís anunció a la multitud de fieles la extraordinaria indulgencia que había obtenido del Papa. Una gracia especial que se gana un día al año en perpetuo en la pequeña iglesia de Asís, y que se extendió a todo templo franciscano en el mundo.
De la redacción de Gaudium Press, con información de assisiofm.it.
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