Río de Janeiro (Martes, 07-08-2018, Gaudium Press) Inspirados por el tema «Por ellos, yo me consagro» (Jn 17,19), tres nuevos sacerdotes fueron ordenados en la Arquidiócesis de Río de Janeiro el pasado sábado, 4 de agosto, fecha en que la Iglesia Católica festeja la memoria del Patrono del clero, San Juan María Vianney, el Cura d’Ars.
Crisônio Vieira de Souza, Rafael Murucci da Costa y Cristiano Siqueira de Lima fueron ordenados por el Cardenal Orani João Tempesta, Arzobispo de Río de Janeiro, en la Parroquia de Santa Ana, Santuario Nacional de Adoración Perpetua, en el Centro.
En el mismo día, el Cardenal Tempesta publicó uno de sus artículos en el site de la Arquidiócesis. Titulado «Los padres y la vocación sacerdotal», el purpurado recuerda que, además de la ordenación de nuevos presbíteros, hubo el cierre del retiro de diez seminaristas que serán ordenados diáconos en sus parroquias a partir de este mes.
«Al mismo tiempo vislumbramos en la segunda semana el día de los padres y el inicio de la Semana Nacional de la Familia. Imposible no reflexionar sobre la importancia de la familia en la cuestión vocacional y la acción de gracias a Dios por hacer brotar una vocación en el seno de la familia», informa.
Según Mons. Orani, «todos somos bautizados y formamos parte de la familia de Dios. Somos Iglesia y recibimos de Dios un llamado especial: sentirse llamado. Vocacionado es algo que, además de ser un don personal, es también una gracia que se extiende a los otros. Esto hace surgir y desarrollar otras vocaciones».
«Los padres son los primeros promotores de las vocaciones, en especial de la vocación sacerdotal y religiosa, pues esta nace en el seno de la familia y se desarrolla por medio de la comunidad cristiana».
Para el arzobispo, «es muy importante el papel de los padres y también, es claro, de la comunidad en el despertar y madurar la vocación», pues «si los hijos son una bendición para los padres, qué decir entonces de los hijos-sacerdotes, estos que constituyen una gracia especial, una alegría extraordinaria».
«De hecho, la familia es lugar sagrado donde Dios manifiesta a través de señales y mediaciones la gracia de la vocación sacerdotal en los hijos. Podemos decir que la familia, especialmente los padres, son los primeros mediadores de la vocación sacerdotal», completa.
Los padres cristianos, prosigue, son instrumentos de Dios, y «es fundamental reconocer la importancia de ellos en la vida de los padres que antes se sintieron impulsados por la gracia del llamado a la vida sacerdotal y encontraron en sus padres el apoyo inicial».
«Los padres son llamados a agradecer mucho a Dios por haberlos bendecido con un hijo padre. A su vez, el hijo padre debe reconocer y agradecer al Señor la presencia de los padres que fueron y continúan siendo sustentáculo y apoyo en todos los momentos en el ejercicio del ministerio sagrado», concluye. (LMI)
De la redacción de Gaudium Press, con informaciones de la Arquidiócesis de Río de Janeiro
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