San Sebastián (Viernes, 24-08-2018, Gaudium Press) Mons. José Ignacio Munilla, obispo de San Sebastián, España, respondió las aseveraciones emitidas por Mario Vargas Llosa en El País, cuando el escritor en columna comentó la decisión del Senado argentino de rechazar el reciente proyecto de ley de legalización del aborto. La respuesta la dio el obispo en su programa de Radio María, Sexto Continente.
Foto: Arzobispado de Madrid |
Vargas Llosa calificó la postura de la Iglesia con los característicos epítetos de «escorada hacia la caverna y el oscurantismo», a lo que respondió el obispo Munilla que «en la cuestión del aborto no cabe equidistancia, porque entre la vida y la muerte no existe el punto medio. Y se trata de un tema que retrata a la sociedad». «Si el aborto es progresismo, la ley del más fuerte es la cumbre de la democracia».
No se trata -resaltó el prelado- de la decisión de la mujer de tener o no hijos, pues si se está pensando en aborto, la mujer ya tiene un hijo, ese hijo.
Para Vargas Llosa el aborto en las primeras catorce semanas sería un «mal menor» ante «unas condiciones de vida paupérrimas», a lo que el Obispo responde que acabar la vida de un infante nunca será «un mal menor». «Un mal menor podría ser darlo en adopción, pero matarlo siempre es un mal mayor». Mons. Munilla también recordó que las clases acomodadas también abortan, y que «si la pobreza es la justificación para que el niño no nazca, es mejor acabar con la pobreza que con la vida del niño».
Una malamente entendida educación sexual
Vargas Llosa repite también la falacia de que la Iglesia es uno de los «adversarios más enconados de que los adolescentes reciban la formación sexual que les permitiría tener sólo los hijos que quieren tener», a lo que responde Monseñor diciendo que la educación sexual a la que se refiere el escritor peruano es la exclusiva de «métodos anticonceptivos», y que «como éstos tienen un margen de error notable, al final se acaba planteando el aborto como último método anticonceptivo».
Vargas Llosa también repite la falsa argumentación comúnmente usada por los abortistas de que en Argentina se realizan entre 350 mil y 450 mil abortos clandestinos cada año y que no legalizarlo hace que tan sólo esté al alcance de las mujeres con buenas condiciones económicas que puedan ir al extranjero a abortar. El obispo muestra la contradicción en la argumentación del escritor, pues «acaba usted de decir que la gente abortaba porque era pobre, pero ahora descubrimos que también hay gente rica que aborta». Pero también le apunta que lo mismo se dijo en España como argumento pro-aborto cuando en 1985 se quiso legalizar, de que se practicaban de manera clandestina 250 mil al año.
«La realidad es que el primer año, después de que se legalizara el aborto, en España hubo 467 abortos y eso que decían que había más de 200 mil abortos clandestinos», precisó.
Con información de ACI
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