San Pablo (Martes, 28-08-2018, Gaudium Press) Recordando la ceremonia en la Catedral Metropolitana de San Pablo por los 40 años de la restauración de la Imagen de Nuestra Señora Aparecida, realizada el 19 de agosto pasado, el Cardenal Odilo Pedro Scherer, en artículo, afirma:
«La restauración de la Imagen de la Patrona del Brasil acaba siendo un mensaje para nuestros tiempos».
La destrucción de la imagen simple y pequeña, aunque de inmenso valor simbólico para nosotros y para nuestra fe, causó enorme conmoción entre católicos y no católicos, según Mons. Odilo. «Su restauración trajo igualmente gran alegría al corazón de los millones de devotos de la Virgen Madre Aparecida. Pero no debemos olvidar que existe una imagen infinitamente más preciosa en nosotros mismos, que no debe ser descuidada, ni destruida. ¡Cada persona trae en sí la imagen y semejanza de Dios!», dice.
Debemos respetar lo que somos: Imagen viva de Dios
Según el purpurado, esa imagen viva de Dios concede una dignidad inmensa e inimaginable. «¡Cuántas veces olvidamos eso y no respetamos esa imagen en nosotros y en el prójimo! ¡Cuánta imagen de Dios profanada por el pecado, degradada por la discriminación y el desprecio, humillada por la miseria y la violencia! Imágenes manchadas por el pecado, los vicios, devaluadas por la degradación moral… ¡Cuánta imagen preciosa por ahí necesitada de restauración para recuperar su belleza y dignidad originaria!».
Resaltando que la Imagen de Nuestra Señora Aparecida nos hace pensar en nuestra patria, Mons. Odilo recuerda que es preciso restaurar la imagen del Brasil. «Todos nosotros podemos ser los artistas, que colocan manos a la obra para juntar los pedazos de esa imagen rota y recuperar la autoestima perdida».
Al final, el arzobispo desea que la Imagen restaurada de Nuestra Señora Aparecida «¡nos enseñe a hacer nuestra parte en la recuperación de la imagen de nuestro Brasil!».
«Que la «Madre de Dios y nuestra, nos ayude a cuidar bien de nuestra dignidad de hijos e hijas de Dios y a promover el reconocimiento y respeto por la dignidad de los hermanos». ¡Que la Señora Aparecida interceda por nosotros y por el pueblo brasileño!», concluye. (LMI)
De la redacción de Gaudium Press, con informaciones de la CNBB
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