Redacción (Miércoles, 29-08-2018, Gaudium, Press) ¡Brasil, elige la Vida! Este fue el título que el Arzobispo Metropolitano de Belo Horizonte, Mons. Walmor Oliveira de Azevedo, dio a su artículo semanal divulgado por el Servicio de Prensa de la Arquidiócesis de Belo Horizonte.
Con subtítulos nuestros, aquí transcribimos partes del denso artículo del Arzobispo.
En el artículo Mons. Walmor externa su opinión a propósito de la discusión a ser realizada en el Supremo Tribunal Federal tratando de la despenalización del aborto.
El Arzobispo convoca para una manifestación que elija la vida y rechace el aborto.
Mons. Walmor así inicia su convocatoria:
– Debe resonar fuerte en el corazón de la sociedad brasileña el grito y la convocatoria para que todos hagan la elección por la vida. Es esta reacción que indicará, a los legisladores y a la Corte Suprema, que no se puede errar, permitiendo la descriminalización del aborto.
Omitir es favorecer el Caos, la Permisividad
Omitir delante de esta convocatoria es empujar a la ciudadanía brasileña para el caos de la permisividad y la hegemonía de grupos radicales. Por eso, todos son llamados a decir «no al aborto». La movilización en la defensa de la vida debe involucrar a cada ciudadano y ciudadana, para que la fuerza de esa unión por el derecho a vivir recomponga el tejido ético y moral de la sociedad.
El Poder Judicial debe tener cuidado al interpretar la legislación.
Los representantes del pueblo – diputados y senadores – deben ser conscientes de la tarea de proteger la vida. Y la población necesita permanecer atenta: en este año electoral, no confiar su voto en quien es pro-aborto.
La orden de Dios precisa ser acogida por el pueblo brasileño
Actuar con permisividad delante de situaciones diversas que amenazan la vida, en sus más diferentes etapas, es distanciarse de la oportunidad de recomponer el camino de Brasil, edificando una sociedad más seria, con dinámicas culturales humanizadas, que condicen con el patrimonio religioso y cultural del país, de muchas tradiciones. Escoger la vida es el remedio que la nación precisa tomar, para que sean corregidos gravísimos descompases, a ejemplo de la endémica corrupción que contamina diferentes lugares.
La Biblia presenta importante lección en este sentido. En el Antiguo Testamento, a partir de la voz de Moisés, el pueblo, liberado de la esclavitud y rumbo a la tierra prometida, oyó un llamado de Dios:
«Escoge, pues, la vida, para que vivas, tú y tus descendientes».
En aquella época, esa orden reabrió el camino de la recomposición de una sociedad.
Hoy, esa orden de Dios necesita ser acogida por el pueblo brasileño.
El Aborto es crimen
Se espera que las autoridades no confundan los anhelos de segmentos serios de la sociedad, de gran parte de la población, con lo que es el deseo de un partido, esto es, de una parte, sujeta a las limitaciones del ambiente partidario. Incluso delante de tantas conturbaciones que revelan fragilidades, todavía se cree que la Suprema Corte y las otras instancias del Poder no autorizarán la práctica del aborto. Son abundantes los elementos conceptuales, éticos y antropológicos que permiten ver una verdad: posicionarse favorablemente al aborto es lo mismo que concordar con la práctica de un crimen.
Importante recordar que el debate sobre la legalización del aborto ocurre en el Supremo Tribunal Federal (STF) porque no consiguieron hacer tramitar esa propuesta en el Congreso Nacional – la institución que tiene el poder de legislar. Se sabe que solo una Asamblea Nacional Constituyente puede modificar la Constitución en sus preceptos fundamentales. Y la Constitución Federal dice que la vida es inviolable. El aborto, por tanto, es crimen.
Principio Moral Innegociable
Hay un principio moral que es innegociable, debiendo orientar todas las normas y conductas: la vida es don sagrado e inviolable. Precisa ser defendida en todas sus etapas – desde la fecundación hasta el declive con la muerte natural. Científicos de diferentes campos del saber, profesionales serios del área médica, perspectivas religiosas, filosóficas y antropológicas presentan argumentos convincentes en ese sentido.
Ninguna libertad individual o ideología, de grupos o partidos, puede relativizar la esencialidad de este principio. Su relativización lleva a la instalación hegemónica de un escenario desolador. Por eso, únanse las voces para decir no al aborto.
¡Brasil, elige la vida!
Por Mons. Walmor Oliveira de Azevedo
Arzobispo metropolitano de Belo Horizonte
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