Lourdes (Miércoles, 29-08-2018, Gaudium Press) El Cardenal Angelo De Donatis, Vicario del Papa para la Diócesis de Roma, ha presidido este martes 28 de agosto una Eucaristía en la Gruta de las apariciones en el marco de la peregrinación de la Diócesis romana al Santuario de Lourdes, que se desarrolla desde el lunes 27.
Durante la homilía, el purpurado expresó: «Si estamos el Lourdes este año no es solo para tomar un poco de agua y darnos un baño de purificación, sino porque María nos invita a ser santos. Sí, porque la santidad es una llamada para todos, no para unos pocos elegidos».
Recordó que la Virgen, quien pidió a Santa Bernardita «penitencia, penitencia, penitencia», hoy frente a todos como una madre «nos invita a reconocer que solo si regresamos verdaderamente a Dios seremos felices».
La peregrinación de la Diócesis de Roma a Lourdes culmminará el 30 de agosto / Foto: Diócesis de Roma. |
Dijo que la santidad es justamente la «tarjeta de identidad que se nos ofrece» en la Gruta. «Sobre esta tarjeta no es necesario poner una fotografía, sino nuestra vida tal como es y firmar el consentimiento de que esta vida es transformada por Cristo. Y Dios hará que esta tarjeta sea ‘válida sin vencimiento’ para la eternidad», agregó el Cardenal.
Señaló que «si nos encaminamos por la vía de las bienaventuranzas, descubriremos que la tarjeta de identidad del cristiano, ya no son sólo las bienaventuranzas, sino Cristo».
Para exponer esta idea, el Vicario del Papa para la Diócesis de Roma citó palabras de San Agustín, cuya memoria litúrgica se celebró el 28 de agosto: «Entendí que solo uno es verdaderamente perfecto y que las palabras del Discurso de la montaña son totalmente realizadas en uno solo: En Jesucristo mismo».
En este sentido, el Cardenal De Donatis, exhortó a los fieles: «Si tienes un peso en el corazón que te oprime, si tienes un pecado que no puedes confesar, si deseas dar el salto en tu vida como Cristiano, no temas cavar hoy en el corazón embarrado, para reencontrar el agua limpia de la Gracia».
El purpurado concluyó la homilía hablando de la infinita misericordia de Dios: «La misericordia está ahí, ya fluye en ti. Esta fuente nunca se acaba, incluso en las noches de tu vida. Dios es amor. Dios es misericordia infinita. Dios no te deja solo nunca. Esto se prueba en el hecho que nos ha dado a María como madre, que en este lugar nos está esperando para darnos nuevamente la paz. Tu corazón estará inquieto hasta que encuentra la paz y el perdón de Dios».
De la redacción de Gaudium Press, con información de la Diócesis de Roma.
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