Siracusa – Italia (Martes, 04-09-2018, Gaudium Press) El pasado sábado 29 de agosto, el Santuario de Nuestra Señora de las Lágrimas en Siracusa, Italia, recibió al Cardenal Secretario de Estado Pietro Parolin, quien presidió una Misa junto con Arzobispos y Obispos de toda Sicilia en la cual fueron celebrados los 65 años de la lacrimación de una pequeña imagen del Inmaculado Corazón de María en Siracusa, Italia.
En su homilía, el purpurado recordó las palabras de San Juan Pablo II durante la consagración de ese mismo Santuario, en la cual el pontífice resaltó que «las lágrimas de María son lágrimas de dolor por todos los que rechazan el amor de Dios, por las familias divididas y en dificultad, por los jóvenes atraídos por la civilización de consumo». Parolin agregó que son también «lágrimas de esperanza que ablandan la dureza de los corazones, que se abren al encuentro con Cristo».
Recordando el Evangelio de San Juan, el Cardenal resaltó que todos los cristianos deben mirar a Nuestra Señora «para pedir confianza y perseverancia para escoger el bien y recusar las venenosas tentaciones del mal».
El Secretario de Estado afirmó también que nuestro día a día está lleno de mensajes a ser enviados, tareas a ser resueltas que «no son orientadas a Dios» y existe el peligro de «invertir energía en un éxito, en un triste apego a los bienes materiales».
«Las lágrimas de María son un verdadero antídoto a la indiferencia y nos llevan a actuar para aliviar el sufrimiento con iniciativas de paz, gestos y palabras responsables, mostrando que en el corazón del cristiano no puede haber espacio para el odio», concluyó.
El día 29 de agosto de 1953 una pequeña imagen del Inmaculado Corazón de María comenzó a derramar lágrimas en la casa de una joven pareja, Angelo Iannuso y Antonina Lucia Giusti, en Siracusa (Italia). La misteriosa lacrimación se repitió diversas veces hasta el día 1º de septiembre. (EPC)
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