Henan (Jueves, 06-09-2018, Gaudium Press) Un anciano sacerdote que sirve en una parroquia de Henan, China, compartió su impactante testimonio del clima de presión que padecen los católicos chinos en contra de las manifestaciones públicas de la fe. Según el presbítero, los fieles deben prepararse con valentía para dar testimonio de su fe, porque aún no comienza el tiempo de la auténtica persecución.
Los símbolos religiosos siguen siendo el objetivo de acciones arbitrarias de las autoridades en China. Foto: AsiaNews. |
El sacerdote, quien escribió bajo el nombre de «P. Stanislaus» para la agencia AsiaNews, indicó que organizó varias manifestaciones pacíficas frente a las sedes administrativas locales para protestar por la demolición de símbolos cristianos y templos. «Sólo así logramos obtener la posibilidad de dialogar con los funcionarios. Lamentablemente el resultado no fue satisfactorio- y es obvio, dado el régimen actual», recordó.
Sin embargo, sí consiguió que uno de los funcionarios reconociera privadamente que los creyentes tienen la razón en sus reclamo. «No fue malo hacer la manifestación, porque al menos algo se movió», le confió el funcionario que luego le dijo que sus acciones sólo podrían atraer algo de atención pero «jamás podrás tocar al poder comunista». Otro funcionario le explicó la inconveniencia de actuar contra corriente. «Este es un mundo comunista: es necesario seguir las intenciones de los líderes (…), no debes ser demasiado insistente, (no debes) estudiar en modo profundizado la política de la Constitución y sobre todo no debes ser testarudo». El P. Stanislaus le respondió: «Tampoco yo quiero ser testarudo, pero soy sacerdote. ¿Cómo puedo ser un sacerdote si hago cosas contrarias a las palabras de la Biblia y de la doctrina católica?».
Los presbíteros no son los únicos que son víctimas de presiones. Según el testimonio del sacerdote, los fieles reciben indicaciones de remover las imágenes y símbolos religiosos que sean visibles al exterior de sus hogares. Para lograr este fin las autoridades les ofrecen dinero, ya que los funcionarios mismos son sancionados si la población no les obedece. «¿No somos legales?», cuestionan los fieles. «¿Hemos hecho algo malo con las imágenes sagradas?». Los funcionarios entonces afirman que la libertad religiosa es para los lugares de culto y que ellos mismos están siendo vigilados para cumplir las normativas.
«¡Este es su mundo! ¡Un mundo contrario a las leyes y a la justicia!», expresó el sacerdote, quien lamentó que pocos de los funcionarios se atreven a contradecir las injusticias y eligen traicionar sus propias convicciones. «¡Pero somos diferentes!», aclaró. «Somos hombres de fe. ¿Qué es la fe? ¡La fe es la joya que es necesario custodiar por toda la vida! (…) Lo que no se pueda afirmar y defender en público, ¡no es fe!»
El sacerdote expuso que los creyentes, a causa de la fe, no son aceptados ni amados por el mundo, para lo cual los fieles deben prepararse. «¡No ha llegado todavía el momento de la persecución! Solamente a causa de alguna pequeña contradicción, ¿se esconde la fe?», cuestionó. «Si llegara una persecución más severa, se podría comprender el miedo y traicionar a Jesucristo, pero ahora, ¡no es todavía el momento!»
«Quizás será más difícil en el futuro, pero sólo permaneciendo firmes en la fe podremos ser salvados», concluyó, citando las palabras de Jesús en el Evangelio de San Mateo: «Todo aquel que se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos», que están vinculadas a la advertencia: «pero a quien me niegue ante los hombres, le negaré yo también ante mi Padre que está en los cielos». «Afirmo nuevamente: si reniegas la fe, no seremos más hermanos cristianos».
Con información de AsiaNews
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