Jerusalén (Sábado, 15-09-2018, Gaudium Press) La celebración de la Solemnidad de la Exaltación de la Santa Cruz se celebró en Jerusalén en el Calvario, dentro de la Basílica del Santo Sepulcro. El privilegio de celebrar la Liturgia en el lugar mismo de los acontecimientos de la Crucifixión y Muerte del Señor dio a la celebración un carácter especial, según informó la Custodia de Tierra Santa.
Altar de la Crucifixión en la Basílica del Santo Sepucro en Jerusalén, Israel. Foto: Wknight94 |
«Hoy es un día de alegría y gloria. Alegría, porque el Hijo de Dios quería estar con nosotros en todo, hasta su muerte en este Calvario. Gloria, porque la muerte de la Cruz es el triunfo del amor llevado al extremo», afirma el texto de la Liturgia de la solemnidad. El Hno. Dobromir Jasztal, Vicario de Custodia, quien predicó en la celebración, hizo énfasis en el poder de Dios que se manifestó en la humillación de la Cruz. «La cruz es debilidad, es ser derrotado en el sentido de dejarse pisotear y humillar para no renunciar al amor y la verdad», expresó el sacerdote.
El misterio de la Cruz de Cristo es el de la obediencia del Hijo al Padre, que condujo hacia la exaltación y la gloria. «Es necesario que el misterio de la Cruz también se convierta en un criterio preciso de la vida; también es necesario que nosotros, mediante la fidelidad, nos rebajemos para ser elevados como Jesús, confiando en nosotros mismos al Padre tal como Él se ha confiado a sí mismo», invitó el predicador, «de lo contrario, nuestra fe se volverá estéril e ilusoria».
Después de la Eucaristía, una Reliquia de la Santa Cruz fue llevada en procesión hacia la capilla de María Magdalena, donde fue expuesta para la veneración de los fieles y una Bendición Solemne, tras la cual los presentes pudieron besar la reliquia. La ceremonia contó con la asistencia de numerosos frailes franciscanos, religiosas de diversas comunidades y grupos de peregrinos.
Con información de Custodia de Tierra Santa.
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