Medellín (Jueves, 20-09-2018, Gaudium Press) Hoy y mañana se desarrolla en el Aula Magna de la Universidad Pontificia Bolivariana, en Medellín, el I Congreso Internacional de Mística y Filosofía, evento que cuenta con la participación de destacado expositores internacionales y colombianos.
La mística en San Buenaventura
La primera ponencia estuvo a cargo del fraile franciscano P. Carlos Salto, profesor de la Pontificia Universidad Antonianum en Roma, quien abordó la temática «Caminantes atraídos por el deseo de Dios: La antropología relacional de San Buenaventura». El sacerdote recordó que el mundo católico está celebrando el 8vo. Centenario del nacimiento de San Buenaventura. Explicó el fraile Salto lo que significaba el vocablo mística en la lexicología medieval, y destaca la definición de «experiencia de lo divino y del trascendente», entendiendo como trascendente a Dios y particularmente a Jesucristo, que se revela y que también quiere revelarse al ser humano.
San Buenaventura en su famoso Hexaemeron habla de un triple Verbo, tres características de Cristo: «Verbum increatum» que crea, un «Verbum incarnatum» que salva, pero también un «Verbum inspiratum», que se revela, que es Cristo, que entra en contacto con el ser humano.
Dice el expositor que según San Buenaventura la mística, como experiencia de lo divino no es algo reservado a los últimos estados de la vida espiritual, sino que está presente en todo el camino de la vida espiritual. El hombre es un homo viator, es un ser itinerante, peregrino, rumbo a Dios. Dios es la meta y también el camino. «Cuando el hombre no dirige sus pasos hacia Dios, el ser humano pierde su condición de itinerante, de viator, y se transforma en vagabundo».
Según Hugo de San Víctor, el hombre posee un triple ojo: uno carnal, uno racional y otro contemplativo. San Buenaventura invita a tener una mirada profunda, no superficial, e invita a usar los tres ojos para observar el libro de la Creación, y de la propia historia personal. En este sentido San Buenaventura dice que la experiencia mística se realiza en la cotidianiedad. Contemplando, experimentando y escuchando a Dios en la experiencia cotidiana, la de todos los días.
Para recorrer ese itinerario místico, lo primero es desear, preguntarse si se quiere experimentar a Dios. San Buenaventura dice que el ser humano es un Vir desideriorum un caminante atraído por el deseo de Dios. Es un camino que también por «el conocimiento propio se viene al conocimiento de Dios».
Es una experiencia mística que se realiza con el intelecto y con el afecto. Con los sentidos corporales a la vez de los sentidos espirituales. Los sentidos corporales trasmiten a los sentidos espirituales los vestigios de Dios. Los sentidos son las puertas abiertas y deben ser las puertas abiertas para el conocimiento y la experiencia de Dios.
Dice San Buenaventura que en determinado momento la inteligencia debe ceder el espacio al afecto, pues la razón debe ceder el espacio al amor.
La vía mística nos lleva a relacionarnos con los otros, pues somos «imagen de la Trinidad», que vive en relación magnífica e infinita, y así, esta vía mística nos lleva a relacionarnos con los hermanos.
Preguntado por Gaudium Press sobre la relación entre la gracia que viene por esta mística y la gracia propia del ‘mecanismo’ sobrenatural (virtudes, dones, etc.) expresó el P. Dr. Salto que las dos realidades se integran en una interesante ‘tensión’.
La mística en San Agustín
Sucedió a la ponencia anterior la del Dr. Camilo Gálvez Lopera, investigador y docente de la Universidad Pontificia Bolivariana, quien disertó sobre «Filosofía, mística y conversión. El testimonio de Agustín de Hipona».
El Dr. Gálvez cuenta la lectura de Plotino por parte de San Agustín, y afirma la gran influencia de este pensador en el pensamiento filosófico de San Agustín. Fue esta influencia algo así como un recoger toda la tradición filosófica latina para darle el barniz cristiano, en el alma de San Agustín.
¿San Agustín era filósofo o teólogo? Él era sobre todo un buscador de Dios, primero dentro de sí. Al final él fue un teólogo, filósofo y místico, porque él estaba era a la procura de Dios. «Tarde te amé….»
Habló el Dr. Gálvez de la mística de Agustín, dice que es una mística que se encuentra con la belleza, con el pulchrum, que es un resplandor de la verdad, un resplandor del bien. Es un resplandor que tiene una repercusión mística, que insiste, es estética.
La mística en Plotino es contemplación, algo que asume San Agustín. Una contemplación que en San Agustín es una contemplación también de sí mismo, donde encuentra a Dios. Un verdadero auto-conocimiento, que termina siendo un encuentro con Dios en sí mismo. Y también es un encuentro místico con Dios en el conocimiento del otro, como el que él tuvo con San Ambrosio. Por ejemplo, contó el Dr. Gálvez la historia del ateo que por curiosidad fue a conocer al Santo Cura de Ars, un hombre que no era religioso. Pero al ver al santo, queda bañado en lágrimas, y a su regreso a París le cuenta a sus círculos mundanos: «Ví a Dios en un hombre». Es decir, tuvo un conocimiento místico de Dios a partir del conocimiento de un hombre.
La mística es algo así como un conocimiento estético de Dios en sus obras, que me eleva, que me puede llevar a la santidad. (Gaudium Press / Saúl Castiblanco)
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