Utrecht (Viernes, 21-09-2018, Gaudium Press) El Arzobispo de Utrecht, Países Bajos, Cardenal Wim Eijk, concedió una entrevista a un medio local, De Gelderlander, en la cual lamentó la situación de decrecimiento de la Iglesia Católica en el territorio y refirió su dolor personal cuando por motivos económicos tiene que decretar el cierre de un templo. El creciente secularismo de la cultura local representa un grave desafío para la Iglesia que, sin embargo, no debe centrarse en el número de fieles sino en el encuentro de ellos con Cristo.
Cardenal Wim Eijk, Arzobispo de Utrecht, Países Bajos. Foto: Gustavo Kralj / Gaudium Press |
A pesar del oscuro panorama en materia demográfica, el Arzobispo insistió en que un aligeramiento de la doctrina católica no es la solución para atraer más creyentes. «Eso no ayuda en absoluto. Esa es una ilusión», describió el purpurado, quien recordó fallidas iniciativas en este sentido en la segunda mitad del siglo XX. «Vemos que las parroquias que son explícitas en la catequesis y con una buena liturgia de acuerdo con los estándares de la Iglesia son precisamente las parroquias con buena asistencia».
«La gracia de Dios sólo brilla en los caminos que nos ha mostrado y realmente no en otros caminos», comentó a este respecto el Cardenal Eijk. «No tengo una receta con la cual las iglesias estarán llenas nuevamente mañana, pero la receta para llevar a las personas a Cristo es la catequesis explícita. Y para esto rodearemos a nuestros sacerdotes con voluntarios bien entrenados». El prelado descartó poder seguir empleando a trabajadores pastorales remunerados a futuro.
Sobre la crisis económica de las parroquias que ha causado el cierre de numerosos templos, el Cardenal afirmó que «cada vez que tengo que firmar un decreto para desacralizar un edificio de la Iglesia, me rompe el alma». Sin embargo, el estado de bancarrota de las comunidades no han permitido otra solución. «Hace cuatro años predije en una carta que no habría más de veinte parroquias en la Diócesis de Utrecht, cada una con una o dos iglesias. Hubo muchas críticas, sería demasiado triste», recordó. » Ahora los sacerdotes dicen en nuestro Consejo de Presbíteros que habrá aún menos».
«Me gustaría mucho hacer que la gente crea de nuevo. Pero no es tan fácil. Tenemos la cultura en contra, la cultura del hiperindividualismo», se lamentó el purpurado. «Quisiera gritar desde los tejados cuán hermoso es cuando te das cuenta de que estás en las manos de Dios y de que, por medio de Cristo, Dios nos da un futuro eterno. Pero mucha gente no escucha».
Con información de De Gelderlander.
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