Santiago (Viernes, 16-10-2009, Gaudium Press) El miércoles 14 de octubre se celebró en la Catedral Metropolitana la misa en honor al eterno descanso de los arzobispos y obispos fallecidos de la Arquidiócesis de Santiago. La eucaristía fue presidida por el Cardenal Francisco Javier Errázuriz y concelebrada por el Obispo Auxiliar de Santiago, monseñor Andrés Arteaga y el Deán de la Catedral, monseñor Juan de la Cruz Suárez.
En la ceremonia se oró por los cardenales José Maria Caro Rodríguez, Raúl Silva Enríquez, Carlos Oviedo Cavada y de un modo especial por el cardenal Juan Francisco Fresno Larraín, ya que ese mismo día se conmemoraba el aniversario de fallecimiento.
En su homilía, el cardenal manifestó su gratitud a Dios por la vida de todos los pastores que sirvieron a la Iglesia de Santiago, agregando que «uno recuerda de qué manera el Señor se hizo presente en ellos, pasó por nuestra tierra, de qué manera se preocupó de dar pan a los hambrientos, de visitar a los encarcelados, de hacer que hubiera justicia cuando no la había y, por eso mismo, nuestro corazón está lleno de gratitud».
Comentando el Evangelio del día, el Arzobispo afirmó que «tenemos la certeza de que esta morada que tenemos en este mundo se va a desmoronar algún día, en nuestro propio cuerpo mortal, pero tenemos la seguridad aún mayor de que tenemos una casa en el cielo, hecha por Dios, preparada por Él».
Luego enfatizó «cuando nosotros visitamos a los enfermos, damos pan al hambriento, bebida al sediento; cuando visitamos al encarcelado, cuando abrimos nuestro corazón y nuestra patria a los que son forasteros. En este momento, Dios dice que nos va a entregar como herencia esa casa que nos tiene reservada desde el comienzo de la existencia». Al finalizar, hizo un llamado a los presentes a experimentar el amor misericordioso de Dios y a expresar ese mismo amor a los demás.
Ya culminada la misa, los fieles descendieron a la cripta ubicada en el subsuelo de la Catedral, donde se encuentran los restos de los arzobispos fallecidos, para rezar junto al Cardenal un responso por el espíritu de estos siervos de Dios y su eterno descanso.
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