Mons. Rolando Álvarez |
Matagalpa (Miércoles, 26-09-2018, Gaudium Press) Cuando el alcalde de la sufrida Matagalpa, Sadrach Zeledón, convocó desde su ‘púlpito’ oficialista a la celebración de las fiestas patronales, el efecto de su llamado parece haber sido el contrario: las calles se vaciaron. En cambio, el pueblo matagalpino acudió en masa al llamado de su obispo, Mons. Rolando Álvarez, quien dirigió la peregrinación de la Virgen de la Merced el pasado lunes, desde la catedral pasando por diversas calles de la ciudad.
La catedral fue el punto de reunión al que acudieron gentes desde la alborada, portando banderas de Iglesia, pero también de Nicaragua, en claro rechazo a la presión cruenta que el régimen mantiene contra la oposición.
«Sigue la represión, nos siguen matando, por eso hoy junto con la Iglesia le pedimos a Dios que nos traiga la paz y que salve a Nicaragua», decía Mario Gadea, profesor de turismo de 32 años, uno de los peregrinos.
El obispo Álvarez peregrinó junto a todo el clero de su ciudad, el mismo que en días pasados le manifestó en bloque su solidaridad cuando su auto fue detenido en la vía que Matagalpa conduce a Managua, sufriendo improperios y amenazas de adictos al régimen.
«¡Obispo, amigo, el pueblo está contigo!», gritaba el pueblo. Aunque el prelado descartaba cualquier cariz político de la convocatoria a la procesión de la Merced, era claro que los marchantes también manifestaban su repudio a semanas en que se ven obligados a recluirse en sus casas.
«El pueblo de Matagalpa ha salido a las calles a apoyar a la Iglesia», decía con emoción Gadea. La procesión pasó por el cuartel de Policía, por las oficinas directivas sandinistas, por la alcaldía. «Esta es la forma de poder salir sabiendo que la virgen de La Merced es la patrona que nos cobija, pero también con la bandera azul y blanco para hacer una forma de protesta», aseguró el profesor.
El trágico balance, hasta hoy
También el lunes pasado, la Asociación Nicaraguense Pro Derechos Humanos (ANPDH) presentó las cifras trágicas que deja el conflicto desatado en Nicaragua desde abril pasado, cuando el gobierno quiso cambiar el régimen de seguridad social. Las cifras son mayores de lo que comúnmente se conoce, y además traen la novedad del alto número de ‘desaparecidos’.
De los 1.428 secuestrados aún no aparecen 1.303. Se contabilizan 512 personas asesinadas y más de 4.000 heridas. Cuando se habla de secuestros se hace referencia a detenciones sin orden de captura o allanamiento, o detenciones que no se producen en flagrancia. Evidentemente, son simples secuestros, aunque los efectúen fuerzas gubernamentales. Pero a lo anterior, la ANPDH agrega un cálculo espeluznante: de los aún secuestrados, entre doscientas y cuatrocientas personas no van a aparecer.
Con información de Confidencial
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