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Ciudad del Vaticano (Miércoles, 03-10-2018, Gaudium Press) Las reflexiones hechas por el Papa Francisco en su homilía de la Misa celebrada en la Casa Santa Marta ayer fueron basadas en las palabras de la Primera Lectura propuesta por la liturgia del día, Fiesta de los Santos Ángeles de la Guarda, y que fue extraída del capítulo 23 del Libro del Éxodo:
«Voy a enviar un ángel que irá a tu frente, que te guarde por el camino y te conduzca al lugar que te preparé».
Para Francisco, son precisamente ellos «la ayuda muy especial» que el «Señor promete a su pueblo y a nosotros que caminamos en la ruta de la vida».
Ángeles, brújula, camino
El Papa dijo que la vida es el camino en el cual debemos ser auxiliados por «compañeros», por «protectores», por una «brújula humana o una brújula que se parece con un humano» y nos ayuda a mirar a la dirección que debemos ir.
Entonces el Pontífice apunta tres peligros que pueden ser encontrados en el caminar:
«Existe el peligro de no caminar. Y cuántas personas se establecen y no caminan, y toda la vida quedan paradas, sin moverse, sin hacer nada… Es un peligro.
Como aquel hombre del Evangelio que tenía miedo de invertir el talento. Lo enterró y pensó: «Yo estoy en paz, estoy tranquilo. No podré cometer un error. Así no me arriesgo». Y muchas personas no saben cómo caminar o tienen miedo de arriesgar y paran. Pero nosotros sabemos que la regla es que quien queda parado en la vida, acaba por corromperse. Como el agua: cuando el agua está allí parada, llegan los mosquitos, depositan huevos y todo se corrompe. Todo.
El Ángel nos ayuda, nos lleva a caminar.
Errar el camino, girar en un laberinto
Para Francisco hay otras dos trampas en el camino de nuestra vida:
El «peligro de errar el camino», que solamente «en el inicio es fácil de corregir»; y el peligro de dejar el camino para perderse en una plaza, yendo «de un lado y del otro como en un laberinto» que aprisiona y «jamás lo lleva hasta el fin».
He aquí que el «Ángel existe para ayudarnos a no errar el camino y a caminar en él», pero es necesaria nuestra oración, nuestro pedido de ayuda:
El Señor dice: «Tenga respeto por su presencia». El Ángel es creíble, tiene autoridad para guiarnos. Escuche su voz y no se revele contra él.» Oiga las inspiraciones que son siempre del Espíritu Santo, pero es el Ángel quien las inspira. A mí me gustaría hacer a todos una pregunta: ¿Ustedes conversan con su Ángel? ¿Ustedes conocen su nombre? ¿Ustedes oyen a su Ángel? ¿Ustedes se dejan llevar por la mano en el camino o impulsar para moverse?
Mostrar el camino para llegar al Padre: acción del Ángel
El Pontífice destacó que «La presencia y el papel de los Ángeles en nuestra vida es todavía más importante, porque ellos no solamente nos ayudan a caminar bien, sino que nos muestran también donde debemos llegar».
Y el recordó que el Evangelio de Mateo, de hoy, nos dice: «No despreciéis a ninguno de esos pequeñitos», dice el Señor, «pues sus ángeles en los cielos ven sin cesar la cara de mi Padre que está en los cielos».
En el «misterio de la custodia del Ángel» existe también la «contemplación de Dios Padre», que el Señor debe darnos la gracia de comprender.
Puente entre Dios y los hombres
«Nuestro Ángel no solamente está con nosotros, sino que ve a Dios Padre. Está en relación con Él. Es el puente cotidiano, desde la hora en que nos levantamos hasta hora en que vamos a dormir. Él nos acompaña. Es una llamada entre nosotros y Dios Padre. El Ángel es la puerta cotidiana para la transcendencia, para el encuentro con el Padre: o sea, el Ángel nos ayuda a caminar porque mira al Padre y conoce el camino. No nos olvidemos de esos compañeros de caminata», concluyó el Papa. (JSG)
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