Ciudad del Vaticano (Jueves, 04-10-2018, Gaudium Press) Ayer miércoles, 03/10, en la Plaza San Pedro, el Papa Francisco presidió la Misa de apertura de la XV Asamblea Ordinaria del Sínodo de Obispos y pidió a los 266 Padres sinodales que reaviven la propia pasión por Jesús.
Así, Francisco inauguró el Sínodo de los Obispos, que se realiza en el Vaticano del 3 al 28 de este mes, teniendo como tema: «Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional».
«El Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todo y recordará todo lo que Yo les dije», trecho extraído del Evangelio de San Juan que sirvió de apertura para la homilía del Papa.
Él comentó que fue de esta manera tan simple que Jesús ofreció a sus discípulos la garantía de que el Espíritu Santo los acompañará en toda su obra misionera.
El Espíritu del Señor -dijo Francisco- es el primero en guardar y mantener siempre viva y actual la memoria del Maestro en el corazón de los discípulos y hace que la riqueza y belleza del Evangelio sean fuente de constante alegría y novedad.
Palabras del Pontífice
«Al inicio de este momento de gracia para toda la Iglesia, en sintonía con la Palabra de Dios, pidamos insistentemente al Paráclito que nos ayude a traer a la memoria y reavivar las palabras del Señor, que hacían arder nuestro corazón. Memoria para que pueda despertar y renovar en nosotros la capacidad de soñar y esperar. Los jóvenes serán capaces de profecía y visión, en la medida en que nosotros, adultos o ancianos, seamos capaces de soñar, contagiar y compartir nuestros sueños y esperanzas».
Sueños y esperanzas
El Santo Padre expresó su deseo de que «el Espíritu del Señor nos dé la gracia de ser Padres sinodales», ungidos con el don de los «sueños y de la esperanza».
«Es con esta disposición de dócil escucha de la voz del Espíritu que vinimos aquí, de todas las partes del mundo.»
Francisco afirmó que, ungidos con la esperanza, comenzamos un nuevo encuentro eclesial, capaz de ampliar los horizontes, dilatar los corazones y transformar.
Para el Pontífice, «los jóvenes, fruto de muchas de las decisiones tomadas en el pasado, nos exhortan a cuidar del presente, con mayor esfuerzo y con ellos, a luchar contra todo aquello que impide a su vida de crecer con dignidad. Nos piden y nos exigen una dedicación creativa, una dinámica inteligente, entusiasta y llena de esperanza, y que no los dejemos solos en manos de tantos traficantes de muerte que oprimen su vida y oscurecen su visión».
Pidiendo protección
El Papa hizo una invitación a los participantes del Sínodo, antes de encerrar sus palabras:
«Hermanos, coloquemos este tiempo bajo la protección materna de la Virgen María, mujer de la escucha y la memoria, para que nos guíe en el reconocimiento de los vestigios del Espíritu, a fin de que, entre sueños y esperanzas, podamos acompañar y alentar a nuestros jóvenes para que no cesen de profetizar».
Francisco concluyó su homilía exhortando a los Padres Sinodales y representantes de la Iglesia en el mundo:
«Luchen contra todo egoísmo. Rechacen dar libre arbitrio a los instintos de violencia y de odio, que generan guerras y sus consecuentes miserias. Sean generosos, puros, respetuosos, sinceros. Construyan, con entusiasmo, un mundo mejor, que el de sus antepasados. Padres sinodales, la Iglesia mira para ustedes con confianza y amor.» (JSG)
(De la Redacción de Gaudium Press, con Informaciones de Vatican News y Arquidiócesis de San Pablo)
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