Ciudad del Vaticano (Jueves, 25-10-2018, Gaudium Press) Cerca de 300 Padres Sinodales, auditores y jóvenes, partieron a las 8:30 horas de la mañana de ayer jueves, 25/10, del Centro Don Orione – zona Norte de Roma – y se dirigieron para la Vía Francígena.
Los participantes del Sínodo de los Obispos sobre los Jóvenes, recorren parte de la Vía Francígena, siguiendo en peregrinación a la tumba del Apóstol San Pedro, en la Basílica Vaticana.
A lo largo del recorrido de la peregrinación de aproximadamente 6 km, ellos rezaron en tres etapas o estaciones, llegando a la Basílica Vaticana alrededor de las 11:30 horas, para venerar las reliquias del Apóstol Pedro y participar de la celebración Eucarística delante del altar de la Cátedra que fue presidida por el Cardenal Lorenzo Baldisseri, Secretario General del Sínodo de los Obispos, y que contó con la presencia del Papa Francisco.
La Peregrinación
La peregrinación por la Vía Francígena es un acto de piedad que tuvo su inicio en la Edad Media, cuando cristianos partían de Inglaterra en dirección a la tumba de San Pedro en la Ciudad Eterna.
La iniciativa de este jueves fue promovida por el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, con ocasión del Sínodo de los Obispos sobre los Jóvenes, que deberá concluir el próximo domingo día 28, con una Misa presidida por el Papa Francisco.
La Vía Francígena
La Vía Francígena es un itinerario ya multisecular que pasa por cuatro países europeos a través de campos, montañas y también por la primera estrada construida por los romanos.
No es fácil definir la ruta, tampoco la extensión precisa de la Vía Francígena, que debe ser de aproximadamente 1.800 km.
Al final del siglo X, un diario orientó a los peregrinos: en el año 990, el Arzobispo de la Cantuaria, Mons. Sigerico o Sério, hizo un viaje a Roma, para recibir el Palio sagrado de manos del Papa.
Al regresar a su ciudad, el obispo anotó, en su diario, 79 etapas de su recorrido que, todavía hoy, son utilizadas por los peregrinos.
Peregrinación Milenaria
La Vía Francígena es también conocida como «Via Romea Francigena», o sea, «estrada de Francia a Roma», sin embargo, este itinerario tuvo como punto de partida no Francia, sino la ciudad inglesa de Cantuaria.
La Hoja de Ruta y su Registro
Francia, Suiza e Italia están en la ruta de la Vía Francígena.
Históricamente, ella fue citada por primera vez en un pergamino del año 876.
Soldados, comerciantes y peregrinos la utilizaban mucho, desde entonces, en las largas caminatas que hacían para visitar el túmulo de los apóstoles Pedro y Pablo en Roma.
La historia registra también que innúmeros peregrinos, después de visitar las tumbas, proseguían su caminar en dirección al Sur de Italia, hasta el puerto de Bríndisi y, de allí embarcaban rumbo a Tierra Santa.
Ahí está la importancia histórica-religiosa de la Vía Francígena. Es ella que une los dos de los principales destinos de las peregrinaciones medievales: Roma y Jerusalén, ya que Santiago de Compostela, en España, queda en otra dirección.
En verdad, la Vía Francígena no es apenas una estrada, sino un conjunto de itinerarios alternativos muy utilizados, pero olvidados a lo largo de los siglos, por causa de diversas situaciones: cambios políticos, ampliación del comercio y conflictos.
En fin, no es fácil definir la ruta, tampoco la extensión precisa de la Vía Francígena, que debería ser de, aproximadamente, 1.800 km.
(JSG)
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