San Petersburgo (Sábado, 27-10-2018, Gaudium Press) El Postulador del proceso de beatificación de los mártires católicos rusos del siglo XX, P. Krzysztof Pozarski, quien sirve en la parroquia de St. Stanislaus en San Petersburgo, Rusia, y el Arzobispo de Nuestra Señora de Moscú, Mons. Paolo Pezzi, realizarán una ceremonia de conmemoración de los 425 sacerdotes católicos de diversos ritos que perdieron su vida en los campos de concentración, prisiones y el destierro por órdenes de las autoridades de la Unión Soviética entre 1918 y 1958. La jornada ha sido declarada como día de oración universal por la beatificación de los nuevos mártires católicos rusos.
Memorial en homenaje de los sacerdotes mártires de la Unión Soviética. Foto: P. Krzysztof Pozarski |
En esta fecha, Mons. Pezzi presidirá la Eucaristía votiva de la Preciosísima Sangre de Cristo en presencia del Nuncio Apostólico en Rusia, Mons. Celestino Migliore; del Presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Rusia, Mons. Klemens Pickel; el Obispo de la Transfiguración en Novosibirsk, Mons. Józef Werth y el Obispo de de San José en Irkutsk, Mons. Cyryl Klimowicz. Como representante del Vaticano, el Secretario adjunto de la Congregación para el Clero, Mons. Jorge Carlos Patrón Wong, viajará para participar en al celebración, al igual que el Arzobispo Metropolitano de Minsk-Mogilev, Bielorrusia, Mons. Tadeusz Kondrusiewicz.
Después de la Eucaristía se dará lectura al Acta de Martirio de los sacerdotes presos en las Islas Solovetsky y se recitará una oración con los nombres de los 425 sacerdotes martirizados durante la era soviética. En su honor se dedicarán varias placas conmemorativas que recuerdan a los mártires y su variado origen. Entre los sacerdotes recordados se encuentran ocho de origen Armenio, 19 bielorrusos, cuatro georgianos, seis letones, 23 lituanos, 64 alemanes, 277 polacos, 16 rusos, un eslovaco y siete ucranianos.
La jornada recuerda las palabras del Pontífice San Juan Pablo II en su Carta Apostólica Tertio Millennio Adveniente: «En nuestro siglo han vuelto los mártires, con frecuencia desconocidos, casi « militi ignoti » de la gran causa de Dios. En la medida de lo posible en la Iglesia no deben perderse sus testimonios».
Con información de KAI.
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