Maldonado (Sábado, 03-11-2018, Gaudium Press) Mons. Milton Tróccoli, Obispo de Maldonado-Rocha, Uruguay, presidió una Eucaristía en la que se llevó a cabo un homenaje a Antonio Veiga, artista sacro y creador del altar mayor de la Catedral. En la ceremonia se relató la historia del altar y exhibió el diploma original de un premio otorgado a esta obra de arte sacro.
Altar mayor de la Catedral de Maldonado. Foto: Conferencia Episcopal de Uruguay. |
Antonio Veiga se destacó por su carácter autodidacta y por la notable construcción de sus altares a pesar de sus limitaciones económicas y la ausencia de herramientas apropiadas. La obra que se convertiría en el altar mayor de la Catedral de Maldonado tuvo que superar diversos obstáculos antes de llegar a su destino final.
Mientras el artista realizaba los trabajos de su elaboración en su taller en la villa de Pando, recibió una visita del General Máximo Santos, quien se mostró sorprendido por la dimensión de la obra. Para poder ofrecer un apoyo económico, consiguió que el Director de la Escuela de Artes y Oficios de Montevideo visitara el taller e incluyera el altar en la Exposición Continental de Buenos Aires en 1882. La obra fue llevada a Argentina y allí ganó dos premios.
Sin embargo, a su regreso al país, el altar quedó confinado en la Aduana y puesto a la venta para recuperar los costos de depósito. Mientras tanto, el templo de la Catedral para el cual fue elaborado fue finalmente concluido, pero la Junta Económica Administrativa local resolvió adquirir un altar de bajo precio y mala calidad, que generó un grave descontento entre los habitantes.
Finalmente, los habitantes de Maldonado resolvieron obtener el altar mayor premiado elaborado por Veiga. El artista hizo saber a las autoridades que el altar había sido donado al estado para eliminar los costos de aduana y una gestión exitosa por parte de Juan Gorlero, Elías Devincenzi, Nicolás Granada y Francisco Martínez obtuvo que el General Santos donara el altar al templo.
Finalmente, el altar llegó al nuevo templo de Maldonado en 1894, después de una nueva licitación para encontrar un carpintero que realizara el montaje final. La propuesta de Veiga llegó después del plazo establecido, pero el ganador de la convocatoria, Pedro Decaux, subcontrató al artista para que pudiera instalar en el templo la obra que había construido.
Con información de Conferencia Episcopal de Uruguay.
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