sábado, 23 de noviembre de 2024
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Presidente del Episcopado Polaco recuerda principios de la relación entre Iglesia y Estado

Varsovia (Miércoles, 14-11-2018, Gaudium Press) El Presidente de la Conferencia Episcopal de Polonia, Mons. Stanislaw Gadecki, predicó en el Santuario de la Divina Providencia de Varsovia en presencia del Presidente del país, Andrzej Duda, y otras autoridades civiles. El prelado recordó los principios de la sana cooperación entre la Iglesia y el Estado basados en el criterio evangélico de «dar a Dios lo que es de Dios» y las bases de «una autonomía bien concebida» y una «cooperación amistosa».

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Celebración con motivo del Centenraio de la recuperación de la independencia de Polonia en el Santuario de la Divina Providencia.Foto: EpiskopatNews.

«Hay que tener cuidado con la tentación de instrumentalizar tanto a la Iglesia como al Estado», indicó el Arzobispo. «Esto es especialmente importante en relación con la llamada política de partidos», donde en algunas ocasiones «se ve a la Iglesia como un instrumento para lograr sus propios objetivos, y la Iglesia usa a veces formas análogas para referirse a las instituciones del Estado».

Esta tentación ya había sido señalada por el Arzobispo San Zygmunt Szczesny Felinski, quien gobernó la Arquidiócesis de Varsovia en el siglo XIX, fue consejero del Reino de Polonia y fue canonizado por el Papa Benedicto XVI. El Santo, citado por Mons. Gadecki, denunció cómo en su tiempo algunos patriotas, incluso sacerdotes, identificaron la religión católica como el principal medio para preservar la patria, «pero en lugar de ver en ella el elemento salvador, que proporciona vida a la nación eterna, vieron en ella simplemente la piedra angular de la nacionalidad polaca, con el colapso de la cual se derrumbaría toda construcción». Esto llevó una defensa de los principios católicos en la organización del país, pero para algunos de ellos no significó un acercamiento más íntimo a Dios. «Sintieron que no se trataba tanto de la gloria de Dios y de la salvación de las almas, sino de la causa polaca».

El Concordato entre la República de Polonia y la Santa Sede señala tres principios básicos que rigen las relaciones entre el Estado y la Iglesia. El primero de ellos es la autonomía mutua y la independencia de la comunidad política y religiosa, el segundo es la libertad religiosa tanto a nivel individual como público y el tercero es la imparcialidad del Estado en materia ideológica y religiosa. La intervención de la iglesia en los temas nacionales se hace desde los principios, más allá de la política. «La Iglesia tiene el deber de hablar desde posiciones meta-políticas», explicó Mons. Gadecki, «recordándonos las normas éticas, los principios y los valores que el gobierno debe seguir al tomar decisiones en esta área».

Esto explica por qué los sacerdotes y prelados no participan directamente en la política, ya que su tarea es la de la renovación de las conciencias siguiendo los lineamientos de la Constitución Gaudium et Spes del Concilio Vaticano II. «La verdadera renovación del hombre y la sociedad siempre se hace a través de la renovación de las conciencias», comentó el Arzobispo. «El mismo cambio de las estructuras sociales, económicas y políticas, aunque importante, puede convertirse en una posibilidad no utilizada si la gente de conciencia no está detrás de esto».

«La libertad recuperada no se desarrollará ni se defenderá si en todas las partes de la vida social, económica y política no hay personas de conciencia recta que puedan resistir no solo las influencias y presiones externas, sino todo eso que debilita o incluso destruye la libertad del hombre desde dentro», indicó el Presidente del Episcopado. «Todo cristiano debe ser un hombre de conciencia que impulse la victoria más importante y, en cierto modo, la más difícil: la victoria sobre sí mismo. Esto debe estar presente en todos los asuntos relacionados con su vida privada y pública».

Finalmente el Arzobispo hizo un llamado a una renovación de la política desde los principios afirmando, por ejemplo, el derecho a la vida. «No estoy pensando aquí sólo en una disputa por la reforma judicial, sino en algo mucho más fundamental, en derechos que son fundamentalmente contrarios a la verdad sobre el hombre y, en consecuencia, reconocen las vidas de algunas personas como indignas de vivir», exhortó Mons. Gadecki. «Cómo me gustaría que las personas que tienen el imperio de la ley estén absolutamente comprometidas con la abolición de tales derechos, porque así como hay noticias falsas, es decir, información falsa, también hay leyes falsas».

Con información de KAI.

 

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