Managua (Jueves, 15-11-2018, Gaudium Press) Tras concluir la Asamblea de fin de año de la Conferencia Episcopal Nicaraguense, que se desarrolló del 12 al 14 de noviembre en el Seminario Nacional Arquidiocesano de Nuestra Señora de Fátima en Managua, los obispos del país centroamericano emitieron un duro comunicado centrado en diversos aspectos del conflicto que sume hoy a la nación en la incertidumbre y la represión.
Expresan los obispos que aceptaron de buena fe ser mediadores en el llamado Diálogo Nacional, y que para este fin ponen aún los medios a su disposición. Entretanto, manifiestan también que han sido «testigos de la falta de voluntad política del gobierno para dialogar sinceramente y buscar procesos reales que nos encaminen hacia una verdadera democracia, negándose reiteradamente a abordar las temáticas centrales de la agenda de democratización e incumpliendo las recomendaciones de la CIDH, especialmente el desmantelamiento urgente de los elementos armados pro-gubernamentales. Los representantes estatales han tergiversado el objetivo principal por el cual se instaló la mesa del Diálogo Nacional».
Represión hacia quienes protestan cívicamente
Los obispos nicaraguenses también constatan el recrudecimiento de «la represión y la violencia por parte de los paramilitares pro-gubernamentales hacia las personas que protestan cívicamente. Lamentamos profundamente tanta muerte, dolor y sufrimiento de nuestro pueblo. Heridos, enjuiciados injustamente, amenazados, intimidados y los ultrajes cometidos contra quienes permanecieron en lugares de protestas pacíficas. Además denunciamos los secuestros y detenciones arbitrarias, de que está siendo objeto la población civil». Destacan igualmente la campaña de estigmatización desatada por el régimen contra defensores de Derechos Humanos, Medios de Comunicación y miembros de la mesa de Diálogo Nacional.
Particularmente deploran «todo acto de profanación sacrílega contra la Iglesia, ya sea en sus consagrados o en sus templos».
Acuden a la protección divina
Pidiendo la fuerza de Dios para la solución de los graves problemas que afronta el país, los obispos convocan primero a «Un día de ayuno (viernes 20 de julio) en acto de desagravio por las profanaciones realizadas estos últimos meses contra Dios. Durante este día se rezará la oración de exorcismo a San Miguel Arcángel. Este día será un llamado a todos los nicaragüenses, especialmente a los policías, militares y demás empleados públicos y a quienes su conciencia les está indicando no seguir apoyando directa o indirectamente todas estas situaciones desde el gobierno o partido de gobierno, para que reflexionen seriamente sobre la grave y urgente situación histórica que vivimos, tomen las decisiones que su conciencia les dicte y se comprometan a defender la vida, la verdad y la justicia. Les recordamos que a nivel de conciencia nadie está obligado a cumplir una orden que vaya en contra de los diez mandamientos de la ley de Dios, particularmente ‘no matarás'»
También establecen los prelados un mes de intercesión, del 15 de julio al 15 de agosto, con jornadas de adoración al Santísimo, días de ayuno, días de consagración al Corazón Inmaculado de María, y renovación de las promesas bautismales.
Terminan su comunicación los obispos, pidiendo a la Virgen que «en su gloriosa Asunción y por su maternal intercesión nos obtenga de su Divino Hijo el don de la justicia y la paz para la Iglesia que peregrina en Nicaragua y para todos los nicaragüenses».
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