Bogotá (Viernes, 23-11-2018, Gaudium Press) En rueda de prensa en la Sede de la Conferencia Episcopal colombiana, Mons. Orlando Olave Villanova, obispo de Tumaco en el sur de Colombia, presentó algunas de las actividades que se están desarrollando en la ciudad, para aliviar la no fácil situación social que allí se vive, de intimidación y ataque a la población por parte de fuertes grupos al margen de la ley, una asistencia social precaria, infraestructura de servicios pobre y pocas oportunidades laborales y de estudio. Solo en lo corrido de este año, y teniendo una población de 200.000 habitantes, ha habido aproximadamente 200 asesinatos en Tumaco, sobre todo de jóvenes.
Foto: Conferencia Episcopal de Colombia |
El prelado destacó la más o menos reciente creación de una Mesa de Diálogo Permanente entre los Gobiernos nacional, departamental y local, y el Comité Tumaco Unidos por la Vida y la Justicia -que lo conforman la Iglesia, organizaciones políticas, económicas y sociales- para que allí se analicen y se potencien todas las opciones posibles para un amplio desarrollo de la región. Destacó Mons. Olave el gran apoyo dado a Tumaco por la agencia Cáritas Colombiana, que canaliza la ayuda de diversas agencias Cáritas del mundo entero.
La labor específica de Iglesia
En diálogo con Gaudium Press, Mons. Olave Villanova habló de la labor específica que adelanta la Iglesia en esa importante región tumaqueña.
Se refirió primero a «generar confianza», pues «la violencia genera desconfianza en nuestras comunidades», que destruye el tejido social. Pero «la Iglesia siempre ha estado» ahí, «en todos los municipios», junto a la población, y eso ya le da mucha credibilidad.
El obispo mencionó también a las distintas acciones diocesanas de «evangelización, la catequesis, los distintos grupos que tenemos», como actividad trascendental, específica de Iglesia. Y en tercer lugar, a la labor de pastoral social «a través de los distintos proyectos, algunos de ellos apoyados por [las agencias] Cáritas».
Mons. Olave habló también de la construcción «de una cultura de la legalidad» como uno de los focos de la acción de la Iglesia. En medio de una situación de violencia «también ha ido imperando una cultura de la ilegalidad» que hay que combatir.
El alma del pueblo tumaqueño
Tumaco es habitado preponderantemente por personas de raza negra. «Al pueblo negro la realidad espiritual es ontológica en su ser. (…) Al pueblo negro no hay que demostrarle que Dios existe. Dios es parte de su ser, y lo expresan en su música, en su comida, en su cultura. Y por eso la experiencia religiosa es tan fuerte».
Pero puede ocurrir lo que hoy es común, una contradicción entre vida y fe. En ese sentido, «la Iglesia ayuda en esa trasformación de esos elementos espirituales. Quizá algunos todavía tienen mucho el animismo, el tema de la fidelidad [matrimonial] muchas veces para ellos no es tan importante, culturalmente no lo ha sido. La monogamia: se pueden tener dos señoras… incluso entre las señoras tampoco hay problema. Esos son elementos culturales que sabiéndolos entender puede entrar la iglesia a evangelizar, no solamente en el pueblo afro sino también en el pueblo indígena».
Sin embargo, el Obispo de Tumaco quiso insistir en la potencialidad en materia de fe de ese pueblo: «Yo creo que el pueblo afro tiene una profunda espiritualidad, tiene en su ser la identidad de Dios. Hay que mostrarle el tesoro del cristianismo; como decía el Papa Benedicto, hay que mostrar la belleza del cristianismo, y yo creo que esa es la tarea. Pero de entrada su religiosidad popular es muy, muy grande. Es amplísima, es un tesoro».
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