Ciudad del Vaticano (Martes, 27-11-2018, Gaudium Press) En la mañana del pasado sábado el Papa Francisco recibió en la Sala del Consistorio, en el Vaticano, a 40 seminaristas de la Arquidiócesis de Agrigento, en Sicilia. Ellos estaban acompañados por el Cardenal Montenegro, arzobispo de Agrigento.
Durante la Audiencia Francisco abandonó el discurso previamente preparado y escrito y habló de improviso.
El texto previamente escrito fue distribuido y aconsejado por el Papa para que fuese leído posteriormente.
En el texto escrito el Papa propuso cuatro puntos de reflexión, personal y comunitaria, sobre camino, escucha, discernimiento y misión.
Camino
El Papa se refirió al ícono bíblico del Evangelio de los discípulos de Emaús que aún hoy inspira el camino de los candidatos al sacerdocio.
Y la primera palabra a la que el Papa se refería era exactamente camino:
«Jesús Resucitado nos encuentra en el camino, que, al mismo tiempo, es la realidad en la cual cada uno de nosotros es llamado a vivir; este recorrido interior, el camino de la fe y la esperanza, proporciona momentos de luz, pero también momentos de oscuridad. En este camino, el Señor nos encuentra, nos oye y nos habla».
Escucha
Luego el Pontífice trata de una segunda palabra que también es clave para la formación de los sacerdotes: la escucha.
Nuestro Dios es la Palabra y, al mismo tiempo, es el Silencio que escucha, la Palabra que se hace escucha y acogida de nuestra condición humana:
«Cuando Jesús aparece al lado de los dos discípulos de Emaús, camina con ellos, los oye y los estimula a hablar lo que sienten dentro de sí, sus esperanzas y sus decepciones. Esto significa que, en su vida en el seminario, el diálogo con el Señor debe ocupar el primer lugar, un diálogo hecho de escucha mutua: Él me oye y yo lo oigo, sin ninguna ficción y ninguna máscara».
Discernimiento
La escucha del corazón, en la oración, nos educa a ser personas capaces de oír a los otros y a tornarnos verdaderos sacerdotes, que ofrecen el servicio de la escucha.
La escucha del corazón educa a ser, cada vez más, una comunidad que sabe oír y discernir.
El Papa presentó así la tercera palabra-clave de su reflexión: el discernimiento:
«El seminario es lugar y tiempo de discernimiento. Pero, esto requiere acompañamiento, como Jesús hizo con los dos discípulos de Emaús y con los otros discípulos, sobre todo con los Doce.
«Él los acompañó con paciencia y sabiduría; los educó a seguirlo en la verdad, disipando las falsas expectativas de sus corazones.
E hizo todo eso con respeto y decisión, pero también como un buen amigo y buen médico, que, a veces, precisa usar el bisturí».
Francisco afirmó que muchos problemas surgidos en la vida de sacerdotes, son debido a la falta de discernimiento en los años de seminario.
Jesús no finge con los discípulos de Emaús, no es evasivo, no contorna sus problemas, sino los llama de «insensatos y lentos de corazón», porque no creyeron en los profetas.
Por eso, abrió sus mentes a las Escrituras y sus ojos al partir del pan.
El misterio de la vocación y el discernimiento es una obra-prima del Espíritu Santo, que exige la colaboración del candidato al sacerdocio, subrayó el Pontífice.
Misión
En el texto escrito que no fue leído durante la Audiencia, el Papa reflexiona sobre una palabra-clave para la vida sacerdotal: la misión.
El Papa afirmaba en su texto:
«Los dos discípulos de Emaús volvieron juntos a Jerusalén y, sobre todo, se unieron a la comunidad apostólica, que, por el poder del Espíritu, se tornó misionera.
Esto es muy importante, porque muchas veces somos tentados a ser buenos misioneros por cuenta propia. También los seminaristas pueden caer en esta tentación. Muchas veces nuestra impostación ha sido individual, más que colegial y fraterna». (JSG)
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