Concluye en Pakistán el "Año de la Eucaristía"

Karachi – Pakistán (Viernes, 30-11-2018, Gaudium Press) En Pakistán, la Iglesia Católica dedicó un año entero a la Eucaristía.

El «Año de la Eucaristía» fue abierto solemnemente en la Catedral de San Patricio, en Karachi, el día 25 de noviembre de 2017 y se encerró el último día 25.

Fueron doce meses de reflexiones, catequesis y conferencias sobre el Pan de la Vida.

Eso propició a la pequeña Iglesia pakistaní, perseguida y sufrida, «crecer en el amor por el Sacrificio Eucarístico, fuente y ápice de la vida cristiana».

Conmovido, el P. David Jonh, sacerdote de la Diócesis de Islamabad, recordó que «El Año de la Eucaristía» fue vivido con gran fervor y entusiasmo tanto por los religiosos cuanto por los fieles. Cada uno haciendo su parte».

Fuente de Plenitud y Alegría

El Año de la Eucaristía» será fuente de plenitud y alegría, dice el P. John, que se dice convencido de que los frutos no tardarán a surgir.
Y esto él afirma a pesar del ataque continuo contra los cristianos y de las grandes dificultades en que se encuentra el país asiático:

«Los obispos pakistaníes desean varios frutos, ligados a las diferentes situaciones en que el país se encuentra: de la situación social a la religiosa, sin olvidar la situación económica. Todos los días nuestra pequeña comunidad debe enfrentar desafíos complejos, pero estoy seguro que el «Año de la Eucaristía» que vivimos será fuente de plenitud y alegría», dice el sacerdote.

Eucaristía: fuente de fuerza en las dificultades

Debido a las dificultades y persecuciones por las cuales pasa el pequeño Pueblo de Dios pakistaní, la comunidad católica del país pudo redescubrir, en este «Año de la Eucaristía», la fuerza para enfrentar las violencias, las arbitrariedades y las injusticias a las cuales es sistemáticamente sometida:

Esperanza, a pesar de la situación siempre difícil para la Iglesia…

«Aumentaron las persecuciones y la libertad religiosa sufre restricciones». Últimamente, la situación de la Iglesia en Pakistán empeoró, denuncia el P. David Jonh, que, antes de concluir, afirma:

«La Iglesia es muy perseguida. Los cristianos sufren en silencio.

No podemos elevar la voz contra las injusticias y, por consiguiente, precisamos de alguien que se torne nuestra voz para decir al mundo que los cristianos en Pakistán necesitan de ayuda.

Este Año Eucarístico ofreció a toda la comunidad cristiana oportunidad para demonstrar ser sal y luz en nuestro país». (JSG)