Ciudad del Vaticano (Lunes, 10-12-2018, Gaudium Press) En el Ángelus del día de la Inmaculada Concepción, rezado ayer en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco se refirió a las lecturas del día y a las actitudes opuestas de Adán y de la Virgen:
«La Palabra de Dios nos presenta hoy una alternativa. En la primera lectura está el hombre que en los orígenes dice ‘no’ a Dios. En el Evangelio está María que en la Anunciación dice ‘sí’ a Dios. En ambas lecturas es Dios quien busca al hombre. Pero en el primer caso se dirige a Adán, después del pecado, y le pregunta: ‘¿Dónde estás?’ (Gn 3,9), y él responde: ‘Me he escondido’ (v. 10). En el segundo caso, en cambio, se dirige a María, sin pecado, que le responde: ‘He aquí la esclava del Señor’ (Lc 1,38)».
«Heme aquí» -resaltó el Papa- es lo opuesto de «me escondí’. «Heme aquí» abre el almaa Dios, mientras que el pecado ocasiona la cerrazón.
El Papa continuó su meditación teniendo como referencia la expresión «Heme aquí» de la Virgen.
«Heme aquí, es la palabra clave de la vida. Marca el pasaje de una vida horizontal, centrada en uno mismo y en las propias necesidades, a una vida vertical, elevada hacia Dios. Heme aquí, es estar disponible para el Señor, es la cura para el egoísmo, el antídoto para una vida insatisfecha, que siempre carece de algo. Heme aquí es el remedio contra el envejecimiento del pecado, es la terapia para permanecer jóvenes dentro».
El «Heme aquí» de María Santísima es una manifestación de confianza absoluta en el Señor. La Virgen «vive confiándose en Dios en todo y para todo. Ese es el secreto de la vida. Todo lo puede quien se confía en Dios».
En sentido contrario, el demonio introduce la tentación de la desconfianza en Dios. La Virgen vence esa tentación, lo que no impidió que ella tuviera que afrontar problemas. Pero ante los problemas, siguió poniendo su confianza en el Señor.
«María pone su confianza en Dios ante los problemas. Ella es dejada por el ángel, pero cree que con ella, en ella, ha permanecido Dios, y se confía: confía en Dios. Está segura de que con el Señor, aunque de modo inesperado, todo irá bien. He aquí la actitud sabia: no vivir dependiendo de los problemas – terminado uno, ¡se presentará otro! – sino fiándose de Dios y confiándose cada día en Él: ¡heme aquí! ¡heme aquí es la palabra, heme aquí es la oración! Pidamos a la Inmaculada Concepción la gracia de vivir así», concluyó Francisco.
Con información de Vatican News
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