domingo, 24 de noviembre de 2024
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Tribunal Supremo de España ratifica condena a seis meses de prisión a proabortista que interrumpió Eucaristía para insultar a los creyentes

Madrid (Martes, 11-12-2018, Gaudium Press) El Tribunal Supremo de España ratificó la condena a seis meses de prisión impuesta a Jaume Roura Capallera, un promotor del aborto que ingresó al templo de Sant Pere de Banyoles en Gerona durante la celebración de la Eucaristía con el fin de gritar consignas, exhibir una pancarta y lanzar pasquines a los creyentes. Los hechos, acaecidos en 2014, representan una vulneración del derecho fundamental a la libertad religiosa y de culto de los creyentes agredidos y una extralimitación de la libertad de expresión.

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Tribunal Supremo de España. Foto: Cberbell

La sentencia del Tribunal Supremo afirma que la Audiencia Provincial «no ha vulnerado la libertad de expresión, reunión y manifestación» del acusado al condenarlo a seis meses de prisión ya que, independientemente de las opiniones del condenado o su crítica a la Iglesia Católica, la condena se basa en «el modo, tiempo y lugar en que la manifestó externa y públicamente». Roura Capallera se extralimitó «en el ejercicio de la libertad de expresión» y vulneró «sin ninguna ‘necesidad social imperiosa’, en palabras del Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, el derecho fundamental a la libertad religiosa y de culto».

Este Tribunal internacional ya había aclarado que los derechos de libertad de expresión, reunión y manifestación, a pesar de ser considerados fundamentales, no pueden ser tenidos como «derechos absolutos», de forma en que se puede presentar válidamente un conflicto entre estos y otros derechos fundamentales como lo es el de la libertad religiosa.

«Con su acción, el acusado interrumpió unos minutos la ceremonia religiosa, perturbando el acto, y con ello el sentimiento de los feligreses que se encontraban en aquel momento congregados celebrando un acto importante para su confesión religiosa», indicó el Tribunal Supremo en su sentencia. «Ello obligó a que se detuviera el oficio y a que los feligreses permaneciesen sentados en el banco que ocupaban sin enfrentarse a los manifestantes y sin poder continuar con la celebración de la ceremonia religiosa».

Con información de El Mundo.

 

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