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Sebastopol (Sábado, 15-12-2018, Gaudium Press) Mons. Jacek Pyl, Delegado de la Santa Sede para el Distrito Apostólico de Crimea y Sebastopol, concedió una entrevista a la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada sobre la restitución del templo de San Clemente en Sebastopol, Crimea, que tiene una gran importancia para los creyentes locales y que fue empleado como sala de cine durante la dictadura soviética.
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| Mons. Jacek Pyl, Delegado de la Santa Sede para el Distrito Apostólico de Crimea y Sebastopol. Foto: AIN. |
La restitución, realizada en el mes de junio en cumplimiento de un decreto sobre «propiedad histórica» significa para el prelado «ejercer la justicia histórica, pues la propiedad debe estar en las manos de sus legítimos propietarios». El Obispo destacó que el templo beneficiará no sólo a los católicos, sino a toda la población local, que podrá participar en eventos culturales como conciertos con el órgano de tubos.
«Es importante mostrarle a la sociedad, formada bajo el comunismo soviético, que la Iglesia católica no es hostil y, si tiene un órgano, puede organizar conciertos musicales para todos», comentó, recordando que la recuperación de la comunidad católica ha sido un lento proceso por la erradicación de las manifestaciones públicas de fe durante el régimen comunista. «La Iglesia tiene que ir al encuentro de las personas cuya fe es débil o está adormecida, ir a sus casas y encontrarse con ellas ya sea en una cabaña o en una casa particular, o visitarlas en Navidades o por Pascua».
La comunidad católica de Crimea enfrenta limitaciones como la mala situación económica y el aislamiento con el resto del mundo. «Por desgracia, aquí la gente es pobre», comentó Mons. Pyl. «Tras la anexión de Crimea, las pensiones subieron, pero también los precios de los alimentos se han encarecido, por lo que la gente se lo gasta todo en necesidades básicas». Por este motivo, la Iglesia local, con apoyo de AIN, desarrolla programas de asistencia a los más necesitados. Sin embargo son las necesidades espirituales las más apremiantes para el prelado. «Las necesidades espirituales son nuestra prioridad», concluyó. «Dios, la oración y la fe van en primer lugar».
Con información de Ayuda a la Iglesia Necesitada.
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