jueves, 21 de noviembre de 2024
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A pesar de nuestra cerrazón, Dios sigue tocando nuestros corazones, dijo el Papa

Francisco meditó en el Ángelus sobre el evangelio del día, en el que los nazarenos rechazan al Señor.

Angelus 2

Redacción (31/01/2022 09:11, Gaudium Press) En el Ángelus dominical, el Papa comentó el evangelio del día, que narra el rechazo que sufrió Jesús en su propia Nazaret, en su primera predicación (Lc 4, 21-30)

“El resultado es amargo porque en lugar de recibir aprobación, Jesús encuentra incomprensión y hostilidad. Sus paisanos, más que una palabra de verdad, querían milagros, signos prodigiosos. El Señor no los realiza y ellos lo rechazan, porque dicen que ya lo conocen: es hijo de José (cf. v. 22)”, dijo el Papa.

Fue entonces, tras ese rechazo, que Jesús pronunció una frase que se convirtió en proverbio: “Ningún profeta es bien recibido en su propia tierra” (v. 24).

Pero “¿por qué, si prevé el fracaso, sigue yendo a su pueblo? ¿Por qué hacer el bien a personas que no están dispuestas a aceptarte?”. “Es una pregunta que nos hacemos a menudo y al mismo tiempo nos ayuda a entender mejor a Dios”, dijo el Pontífice.

Y concluye que Dios “ante nuestras cerrazones, Él no retrocede: no pone frenos a su amor”.

Es como los padres, que aunque conscientes de la ingratitud de sus hijos, no dejan de amarlos y hacerles bien, aunque “Dios es así, pero a un nivel mucho más alto. Y hoy también nos invita a creer en el bien, a no escatimar esfuerzos para hacer el bien”.

Es fácil criticar a estos Nazarenos que rechazaron al Mesías, pero nosotros no nos asemejamos a veces a ellos. Y nos propone, como una buena acogida dada a Dios, los dos modelos que presenta el evangelio del día:

“Son dos extranjeros: una viuda de Sarepta de Sidón y Naamán, el sirio, enfermo de lepra. Ambos acogieron a los profetas: la primera a Elías, el segundo a Eliseo. Pero no fue una acogida fácil, sino que pasó por pruebas. La viuda acogió a Elías, a pesar de la hambruna y de que el profeta era perseguido (cf. 1 Reyes 17:7-16). Naamán, en cambio, a pesar de ser una persona de altísimo nivel, aceptó la petición del profeta Eliseo, que lo llevó a humillarse, a bañarse siete veces en un río (cf. 2 Re 5,1-14)”.

«La fe pasa por aquí: disposición y humildad. La viuda y Naamán no rechazaron los caminos de Dios y sus profetas; fueron dóciles, no rígidos y cerrados», expresó Francisco invitando a los cristianos a estar siempre abiertos a la palabra y la acción de Dios.

Con información de Vatican News

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