Jordan Ring-Sakabe renegaba de la fe, hasta que una súplica por su hija lo llevó a re-encontrarse con Dios… y con su verdadera vocación, pintar a Cristo.
Foto: @ring_sakabe_fine_art
Redacción (19/05/2025 11:52, Gaudium Press) Durante años, Jordan Ring-Sakabe fue un artista que profesaba abiertamente el ateísmo, el materialismo (doctrina que afirma que la conciencia surge de la materia altamente organizada) y el darwinismo (teoría que explica la evolución de las especies por selección natural y adaptación al medio). Criado en un hogar cristiano, en su etapa universitaria tuvo una ruptura con la fe de sus padres. Él mismo reconoce que, en ese entonces, se sentía orgulloso de haberla dejado atrás.
En medio de una etapa de escepticismo y críticas públicas a la fe cristiana, experimentó algo que agitó su alma, una voz interior que parecía perseguirlo mientras escuchaba El Mesías de Händel. Aquella voz, insistente y clara, le decía, “Quiero que me pintes”, “quiero que me pintes”: el no entendía mucho, el profundo significado de esa expresión.
Su historia
En entrevista con LDS Living, el artista compartió su testimonio. Contó que durante nueve años vivió burlándose de la Biblia y del cristianismo en sus redes sociales. Sin embargo, todo comenzó a cambiar cuando conoció a su esposa en la Universidad de Utah y, juntos, se mudaron a Seattle. Al poco tiempo, se enteraron de que serían padres de una niña, a quien llamarían Luna.
La llegada de su hija fue una conmoción en su corazón.
Jordan se dio cuenta de que no contaban con una base moral sólida para criarla. Una noche, sin saber exactamente por qué, se encontró de rodillas, en una postura que le era ajena hacía años, pronunciando algo que se parecía a una oración:
“Me encontré de rodillas y dije: ‘Sea cual sea el Dios que se preocupa por los seres humanos, dondequiera que estés, seas quien seas, ayúdame a encontrar la mejor manera de adorarte y conocerte, porque de verdad quiero ser un buen padre para mi hija’”.
Desde ese momento, comenzó a percibir lo que él mismo describe como “intervenciones del Espíritu”. Compró una Biblia y se sumergió en el mar de su lectura, con el corazón abierto y el oído espiritual atento.
Escuchando al Mesías
La respuesta no tardó en llegar. Cercano a la Navidad, mientras escuchaba un fragmento de El Mesías de Händel, quedó profundamente conmovido. “Empecé a llorar sin parar, como si la música me hubiera impactado. Las palabras que se repetían en mi mente eran: ‘Jesús tiene algo especial’”, relata.
Conmovido, Jordan empezó a investigar distintas denominaciones cristianas y el cristianismo primitivo. Poco a poco, sus antiguas convicciones ateas se derrumbaron. En 2022, se convirtió al catolicismo, abandonando definitivamente el materialismo que antes profesaba.
En ese tiempo, trabajaba como desarrollador web y, paralelamente, estudiaba pintura con el artista Scott Waddell. Pero algo en su interior no lo dejaba tranquilo. La voz que escuchó aquel día volvía con insistencia, “Quiero que me pintes”.
Cuando fue despedido de su trabajo como desarrollador, interpretó eso como una señal. Era el momento de dar un salto espiritual y ver si su arte, inspirado en su nueva fe, podía sostener a su familia. Se propuso un plazo de seis meses para intentarlo.
Pintando el amor y la redención de Cristo
Su primera gran obra fue “De ellos es el Reino”, inspirada en Mateo 19,14: “Dejad que los niños vengan a mí y no se lo impidáis, porque de ellos es el Reino de los Cielos”. La pintura muestra a Jesús caminando con una niña pequeña, inspirada en su hija Luna. Esta obra fue un hito en su carrera, no solo por ser la primera que realizó tras su conversión, sino por lo que representa: “un testimonio del poder transformador de las palabras de Cristo”.
A través de sus pinceladas, Jordan comenzó a reflejar su viaje espiritual. Descubrió que el arte podía ser un legado para sus hijos y una forma de evangelización. En una de sus pinturas más conmovedoras, muestra a Jesús resucitado abrazando a una niña, reflejando el amor de Cristo por los pequeños y por los “recién nacidos en la fe”. El mensaje es claro, esperanza, redención y el amor de Cristo.
Foto: ringsakabefineart.com
Su obra toca corazones – El problema de la Virgen
Pero su obra también tocó otros corazones. Personas que habían perdido hijos encontraban consuelo al contemplar sus cuadros:
“Ver esto y saber que Cristo tiene un plan para mi hijo me reconforta”, le dijeron algunos, reconociendo que, aunque ese no fuera ese su mensaje explícito, “Dios usó la pintura para ayudar a los afligidos”.
Uno de los desafíos más grandes en su camino de fe fue aceptar a la Virgen María. Su formación protestante le había inculcado cierta desconfianza hacia Ella, viéndola incluso como una figura que podría “eclipsar” a Cristo. Pero, con el tiempo, Jordan comenzó a estudiar su historia, a profundizar en su papel dentro del cristianismo y, finalmente, a representarla en su arte.
La Virgen como guía
Una de las obras más significativas fue “Nuestra Rosa del Tepeyac”, dedicada a la Virgen de Guadalupe. Trabajando en ella comprendió que María no es obstáculo, sino guía: “comprendí que María no es un obstáculo para Cristo, sino una brújula que apunta directamente hacia Él”.
Jordan descubrió que la devoción mariana acerca al alma a Cristo, pues María, con su humildad y obediencia, refleja la luz de su Hijo y atrae a los creyentes a una relación con Dios.
Hoy, Ring-Sakabe ha entregado su vida a evangelizar a través del arte. Su propósito es claro: “Me considero un misionero para los agnósticos y ateos. Como cristianos, necesitamos utilizar los talentos y recursos que Dios nos ha dado para acoger a los no creyentes con amor y belleza”.
Mirando hacia atrás, reconoce que lo que transformó su vida no fue un argumento lógico o una doctrina estricta, sino una experiencia espiritual. “La experiencia religiosa que tuve en ese momento culminó con una profunda sensación de ser amado. Amor, gracia, Él es todo eso y sin Dios, no hay amor. Así que, cuando estás formando una relación con Dios, no tienes que imaginarlo en las nubes. No. Estás desarrollando una relación con el Amor mismo”.
Las obras de Ring-Sakabe pueden encontrarse en su sitio web: www.ringsakabefineart.com, donde continúa compartiendo la fe que una vez perdió, pero que hoy llena de luz cada rincón de su alma y de sus lienzos.
Con información de Religión en Libertad y Fundación Cari Filii
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