Registra Filippo di Giacomo en Il Venerdì di Repubblica, el llanto de las monjas contemplativas italianas, a causa de disposiciones emanadas del dicasterio de la vida religiosa.
Redacción (06/03/2023 17:42, Gaudium Press) Il Sismografo en su edición de ayer reproduce lo afirmado por Filippo di Giacomo en Il Venerdì, órgano semanal de Repubblica, en el sentido de que lloran “las hermanas contemplativas italianas, las ‘monjas de clausura’” por las disposiciones emanadas de la instrucción Cor orans, sobre la vida contemplativa femenina, instrucción que lleva la firma del prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, el Cardenal brasileño Braz de Aviz.
“Ya con la exhoración Gaudete et exsutate de marzo del 2018 [las contemplativas] habían recibido una advertencia de un Papa que decía “no es sano amar el silencio y evitar el encuentro con el otro, desea el reposo y rechazar la actividad, buscar la oración y menospreciar el servicio”.
Pero poco después, en abril, llega la instrucción Cor orans, que en la valoración de Di Giacomo es “un prolijo ukase tan destartalado en su presunta juricidad que parece exagerado incluso para la infeliz época que vive el derecho canónico. El nudo del problema es la perversa intención de anular la autonomía de los monasterios”.
“Desde el siglo VI – continúa Di Giacomo, el mundo enclaustrado de las mujeres se autodeterminaba libremente y democráticamente, con la propia Regla de Vida y las Constituciones. Con la Cor Orans (antes, con Vultum Dei quaerere del 2016) los monasterios se insertan en un mecanismo burcrático hecho para humillar y degradar a aquellos más ‘débiles’. Estos últimos son vaciados de sus ahorros, las hermanas dispersas y los inmuebles, no raramente, sujetos a especulación”.
Registra también que en “las últimas semanas, diversos alcaldes están defendiendo a las monjas, quejándose incluso de la privación de sus medios de subsistencia”.
Ironiza Di Giacomo diciendo que “en la prensa nacional hay quien sostiene que las mujeres están entrando en los procesos decisionales de la Iglesia. Parece una broma, pero las mujeres enclaustradas no se ríen”.
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