En el Ángelus de la fiesta de la Presentación del Señor, el Papa recordó que Cristo es la salvación de todos los pueblos y nuestra luz.
Redacción (03/02/2025 16:58, Gaudium Press) Desde la ventana del Palacio Apostólico en el Ángelus dominical, el Papa Francisco comentó el Evangelio según San Lucas (Lc 2, 22-40), que narra el viaje de María y José hacia el Templo de Jerusalén, llevando al Niño Jesús, según la Ley vigente. Un gesto realizado durante generaciones por el pueblo de Israel, pero donde luego ocurrió “algo que nunca antes había sucedido”.
El Papa describió la emoción de los dos ancianos, Simeón y Ana, al encontrarse con Jesús, del que profetizan. Dice que sus voces resonaron entre las antiguas piedras del Templo, anunciando el cumplimiento de las expectativas de Israel. “Dios está verdaderamente presente en medio de su pueblo, no porque vive entre cuatro paredes, sino porque vive como hombre entre los hombres”. En la vejez de Simeón y Ana, explica Francisco, “sucede algo nuevo que cambia la historia del mundo”.
Maravillados por estas declaraciones, María y José oyeron a Simeón, quien mientras tomaba al niño en brazos, afirmó que había visto en Jesús “la salvación”, “la luz” y “el signo de la contradicción”.
Jesús es la salvación, la luz y el signo de la contradicción
Primero, Jesús es salvación. Simeón declara que en este Niño se revela la salvación universal, verdad asombrosa que subraya el hecho de que el amor redentor de Dios se encarna plenamente en una sola Persona.
En segundo lugar, Jesús es luz para iluminar a las naciones. Como el sol que nace sobre el mundo, este niño lo rescatará de las tinieblas del mal, del dolor y de la muerte que, según el Papa, siguen afligiendo a la humanidad. “También hoy tenemos una gran necesidad de esta luz”, afirmó Francisco.
Finalmente, Jesús es signo de contradicción, que revela los pensamientos más profundos del corazón humano. A través de ella se juzga la historia según un único criterio: el del amor, “criterio para juzgar toda la historia y su drama, y también la vida de cada uno de nosotros”. Para el Papa “quien ama vive, quien odia muere”.
Encuentro con el Señor
Para concluir, el Papa Francisco invitó a los fieles a examinar la propia conciencia, preguntándose: “¿Qué espero en mi vida? ¿Cuál es mi mayor esperanza? ¿Anhela mi corazón ver el rostro del Señor? ¿Estoy esperando la manifestación de tu plan de salvación para la humanidad?
Francisco invitó a rezar a la Virgen, “para que nos acompañe, en las luces y en las sombras de la historia, al encuentro con el Señor”.
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