En el Ángelus de este domingo 26 de enero, el Papa Francisco reflexionó sobre cómo este Año Jubilar es una oportunidad para que los cristianos reconozcan la necesidad de salvación y renueven su encuentro con Cristo.
Redacción (27/01/2025 08:39, Gaudium Press) Dirigiéndose a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro antes del rezo del Ángelus este domingo, VI Domingo de la Palabra de Dios, instituido por el Papa el 30 de septiembre de 2019 para resaltar la importancia de la Sagrada Escritura, el Papa Francisco reflexionó sobre el pasaje del Evangelio de San Lucas que narra la visita de Jesús a la sinagoga de Nazaret.
Francisco se detuvo en particular en el pasaje del profeta Isaías leído por Jesús, “que anuncia la misión evangelizadora y liberadora del Mesías y luego, en el silencio general, dice: ‘Hoy se ha cumplido esta Escritura’” (cf. Lc 4, 10). :21).
El Papa comenzó invitando a sus oyentes a imaginar “la sorpresa y la perplejidad de los conciudadanos de Jesús, que lo conocían como el hijo del carpintero José y nunca habrían imaginado que pudiera presentarse como el Mesías”. Y sin embargo, continuó, las cosas son así: “Jesús proclama que con su presencia ha llegado ‘el año agradable del Señor’”. Es una buena noticia para todos, subrayó, “y especialmente para los pobres, los encarcelados, los ciegos y los oprimidos”.
Ese día, en Nazaret, Jesús planteó a sus interlocutores una elección sobre su identidad y su misión, afirmó el Papa, explicando que el evangelista Lucas nos dice que los nazarenos no reconocieron a Jesús como el ungido del Señor. “Pensaban que lo conocían muy bien y esto, en lugar de facilitar la apertura de sus mentes y corazones, los bloqueaba, como un velo que oscurece la luz”, añadió.
Francisco continuó subrayando que “este acontecimiento, con las oportunas analogías, nos sucede también a nosotros hoy”. Por eso también nosotros «estamos llamados a reconocer en él al Hijo de Dios, nuestro Salvador». Pero nos puede pasar, como les pasó a sus compatriotas, pensar que ya lo conocemos, que ya sabemos todo sobre él, que crecimos con él, en la escuela, en la parroquia, en el catecismo, en un país. con una cultura católica… Y por eso, para nosotros, Él es una persona cercana, más bien, demasiado ‘cercana’”.
Según Francisco, este sentido de familiaridad puede impedirnos reconocer la unicidad de Cristo y de su mensaje. Pero debemos preguntarnos: ¿Sentimos la autoridad única con la que habla Jesús de Nazaret? ¿Reconocemos que Él es portador de un anuncio de salvación que nadie más nos puede dar? Y yo ¿me siento necesitado de esta salvación? ¿Me siento también, de alguna manera, pobre, atrapado, ciego, oprimido? ¡Sólo entonces será un “año de gracia” para mí!”
Antes de concluir, el Santo Padre invitó a los fieles a dirigirse con “confianza a María, Madre de Dios y Madre nuestra, para que nos ayude a reconocer a Jesús”.
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