Mons. Olivier de Germay fue nombrado arzobispo de Lyon por Francisco en octubre pasado.
Redacción (26/05/2021 11:48, Gaudium Press) Mons. Olivier de Germay, recientemente nombrado arzobispo de Lyon, en Francia, es miembro del grupo de trabajo de los obispos franceses sobre bioética. El prelado ha lanzado un apelo a los católicos de Francia, en vista del reinicio de la discusión de una amenazante ley de bioética en la Asamblea Nacional, el próximo 1 de junio.
En su apelo, Mons. De Germay previene contra una no sabia fascinación de los hombres con los progresos de la biotecnología.
“Lo que [la biotecnología] permite lograr sobre el embrión humano desde los primeros momentos de su existencia parece prodigioso. Pero, poco a poco, la mirada se oscurece. Lo que parece ser un “cúmulo de células” se considera como en sí mismo manipulable y desconectado de las relaciones que lo constituyen”. Se cosifica el ser humano.
“La otra fascinación es la de la omnipotencia de la libertad individual. Esta libertad es sin duda un valor a defender. Pero, ¿cómo no ver que debe articularse con la de los demás y con la búsqueda del bien común? En realidad, la libertad no se adquiere independientemente de los demás, sino a través de otros, porque somos seres fundamentalmente relacionales. Por eso no podemos satisfacer todas las reivindicaciones individuales a veces comprensibles con el único pretexto de que ‘la ciencia puede hacerlo’ ”, añade el Arzobispo. Es el pecado del individualismo radical, que va en detrimento de los otros, del propio individuo, “como lo muestra la multiplicación actual de las adicciones”, que también genera violencia.
“La deconstrucción de los hitos antropológicos más básicos en nombre de la libertad todopoderosa sacude los lazos naturales de la cohesión social, comenzando por los familiares”, afirma el prelado.
Lo que necesitan los jóvenes
La juventud en particular, precisa “un entorno familiar y educativo que les ayude a crecer. Un Estado capaz de poner límites a los reclamos individuales”.
Mons. De Germay no duda en afirmar que el proyecto actual de ley de bioética “induce procesos de deshumanización y debilita la fraternidad”. Invita el Arzobispo a “dejar de lado la ‘ciencia sin conciencia’” y convoca a hacer “la elección de la feliz sobriedad”.
En un contexto de un individualismo radical rampante, los cristianos están llamados a jugar un rol muy importante: “Nuestra vocación es de poner el amor donde existe el odio, la unión donde hay discordia, la verdad donde está el error”, expresó el prelado, repitiendo la famosa oración de San Francisco. “La felicidad a la cual aspiramos no se construirá gracias a la omnipotencia de nuestras libertades individuales, sino creando lazos y amándonos los unos a los otros”. Es decir, la fraternidad cristiana.
“Y pues, una y otra vez, debemos orar. Orar y ayunar. Con fe, entremos en el combate de Dios. No estamos luchando por la victoria, sino a partir de la victoria que ya ganó Jesús. ¡Es la vida y el amor los que ganarán!”, finalizó Mons. De Germay.
Con información de Famille Chrétienne
Deje su Comentario