En la Audiencia General de este miércoles 13 de noviembre, el Papa Francisco continuó con el ciclo de catequesis sobre el Espíritu Santo.
Redacción (13/11/2024 08:51, Gaudium Press) “María es uno de los medios que utiliza el Espíritu Santo para conducirnos a Jesús”, dijo el Papa Francisco, explicando que la devoción mariana es uno de esos caminos a través de los cuales el Espíritu Santo realiza su obra de santificación en la Iglesia, además de la Palabra de Dios, los Sacramentos, la oración. “Nuestra Señora es la madre que nos lleva de la mano hacia Jesús. María nunca se señala a sí misma: Nuestra Señora señala a Jesús. Ésta es la piedad mariana: a Jesús por las manos de Nuestra Señora”.
Entre María y el Espíritu Santo existe un vínculo único y eternamente indestructible que es la persona de Cristo mismo, “encarnado por el Espíritu Santo en el seno de la Virgen María”. El Papa mencionó al evangelista san Lucas, quien evoca la correspondencia entre la venida del Espíritu Santo sobre María en la Anunciación y su venida sobre los discípulos en Pentecostés, utilizando expresiones idénticas en ambos casos.
Con María debemos “aprender a ser dóciles a las inspiraciones del Espíritu, especialmente cuando Él nos sugiere levantarnos rápidamente para ayudar a quienes nos necesitan, como hizo María poco después de que el Ángel la abandonara (cf. Lc 1,39)”. La Madre de Dios es instrumento del Espíritu Santo en su acción santificadora.
María, como primera discípula y figura de la Iglesia, es “una carta escrita con el Espíritu del Dios vivo”. “Todos pueden conocerla y leerla” (2 Cor 3,2), incluso aquellos que no saben leer libros de teología, aquellos “pequeños” a quienes Jesús les dice que los misterios del Reino, ocultos a los ojos de los sabios, se revelan (cf. Mt 11, 25)”. Y el apóstol San Pablo definió a la comunidad cristiana como una “carta de Cristo, escrita por nuestro ministerio, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo, no como la Ley, en tablas de piedra, sino en tablas de carne, es decir, en sus corazones”, dijo Francisco.
La Madre de la Iglesia “se ofrece a Dios como una página en blanco en la que Él puede escribir lo que quiera”. El “sí” de María –escribió un famoso exégeta– representa “la cúspide de todo comportamiento religioso ante Dios, ya que expresa, del modo más elevado, la disponibilidad pasiva combinada con la disponibilidad activa, el vacío más profundo que va acompañado de la mayor plenitud. Con su ejemplo y su intercesión, María, que dijo ‘sí’ a Dios, “nos anima a decirle también nuestro ‘sí’ cada vez que nos encontramos ante una obediencia que cumplir o una prueba que superar”, subrayó el Papa.
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