Ha hablado Austen Ivereigh, biógrafo de Francisco.
Redacción (30/11/2023 09:02, Gaudium Press) Según fuentes del New York Times y Associated Press, el Papa Francisco anunció en una reunión con los jefes de los dicasterios del Vaticano el 20 de noviembre que castigaría al cardenal Raymond Burke, visto como un “enemigo” del Papa. Las fuentes indicaron que Francisco retiraría al Cardenal el derecho a un apartamento en el Vaticano y su salario de aproximadamente 6.000 euros sin mayor justificación.
Según reporte de Associated Press, el 27 de noviembre el Papa anunció que tomaría medidas contra el cardenal norteamericano Raymond Leo Burke, quien anteriormente sirvió ante la Santa Sede como jefe del máximo tribunal del Vaticano, la Signatura Apostólica y fue líder de la Orden de Malta, cargo de menor importancia, pero relevante en la Iglesia.
Burke se ha mostrado crítico con las propuestas del Sínodo y, junto a otros obispos y cardenales, ya ha cuestionado al Papa Francisco sobre sus posturas, firmando dos veces las dubia (dudas) enviadas al Pontífice sobre puntos de su magisterio. Burke también se muestra crítico con la sinodalidad y a favor del libre uso del Misal de San Pío V, contradiciendo al pontífice que lo restringió.
Burke es un conocido partidario de los llamados movimientos tradicionalistas y un defensor del matrimonio tradicional, del derecho a la vida y un firme opositor del Camino Sinodal Alemán.
Por su parte, Austen Ivereigh, autor y biógrafo del Papa, justifica las acciones del Pontífice afirmando que el cardenal utilizó los privilegios concedidos por el Papa para “socavar” la autoridad del Jefe de la Iglesia católica.
“La cuestión que la mayoría de los católicos tienen en respuesta a la decisión del Papa Francisco de remover los privilegios del Vaticano al Cardenal Raymond Burke no es: ‘¿por qué es que él hizo esto?’ sino ‘¿por qué diablos tardó tanto?’”, dice Ivereigh en el sitio web Where Peter Is, conocido por su defensa del Papa Francisco y la promoción de su pontificado.
“El Papa es un hombre sorprendentemente paciente y le encanta dar a la gente segundas oportunidades”, dijo Ivereigh. «Cualquiera que haya seguido las actividades, discursos y travesuras del cardenal tradicionalista estadounidense durante la última década se habrá sorprendido de cómo a Burke se le ha permitido socavar constantemente la autoridad del Papa, oponiéndose al papado como en un anti-magisterio, y construyendo una carrera lucrativa presentándose a sí mismo como el verdadero guardián de la tradición”.
Según Austen Ivereigh, la oposición del cardenal Burke al Sínodo sobre la sinodalidad que se celebrará en Roma hasta octubre de 2024 habría puesto fin a la paciencia del pontífice.
“Las payasadas de Burke al comienzo de la asamblea sinodal en Roma para promover un tratado tradicionalista que denunciaba el sínodo como una conspiración herética fueron indiscutiblemente coincidentes con los ultrajes anteriores”. El Cardenal estaría “creando confusión y dudas en el común de los fieles sobre el proceso más importante en la Iglesia católica desde el Concilio Vaticano II”.
“Un cardenal, en su juramento, promete obediencia al bienaventurado Pedro en la persona del Sumo Pontífice”. “La redacción no es casual. Quien es Papa tiene el carisma de autoridad que Jesús confió al apóstol Pedro. No es una cuestión de preferencia personal por tal o cual Papa. Socavar, cuestionar y poner en duda la legitimidad de la autoridad del cargo de Pedro, alegando que no se puede confiar ese cargo a su ocupante, va directamente en contra del juramento prestado por los cardenales”, afirmó.
“Si un Cardenal llega a esta convicción en conciencia, la integridad exige que renuncie a su cargo”, afirma el autor y biógrafo del Santo Padre.
Ivereigh acusó también al cardenal Burke de trabajar contra el pontífice mientras “recibía un salario del Vaticano de entre 5.000 y 6.000 euros al mes” y vivía “en un espacioso apartamento gratuito en el Vaticano, de más de 400 metros cuadrados”.
El autor confirmó la veracidad de la información de Associated Press con el propio Francisco, quien le dijo que “había decidido retirarle al cardenal Burke privilegios fundamentales – su apartamento y su salario – porque había estado utilizando esos privilegios contra la Iglesia”. El pontífice, sin embargo, no quiso hacer pública la decisión.
El Papa, en la correspondencia que mantuvo con Ivereigh, negó haber dicho a los responsables del dicasterio que el cardenal Burke era su enemigo, pero confirmó que procedería a tomar medidas contra el cardenal. “Nunca usé la palabra ‘enemigo’ ni el pronombre ‘mi’. Simplemente anuncié el hecho en la reunión de los jefes de los dicasterios, sin dar explicaciones específicas”, dijo el Pontífice en una nota personal al autor.
Ivereigh, sin embargo, dice que el Papa no se está vengando de Burke.
“El Papa Francisco nunca llevaría a cabo una venganza personal. Estaría convenientemente alineado con la narrativa tradicionalista de un Papa despiadado y vengativo que imprudente e injustificadamente ‘castiga’ a quienes no están de acuerdo con él. Cualquiera que conozca o trabaje con el Papa sabe que esto es bizarramente falso, sino que es una ficción promovida con gran vigor por los medios y sitios web que apoyan al Cardenal Burke”.
No es la primera vez que el pontífice actúa contra obispos percibidos como opositores.
En 2017, el Papa decidió no renovar el mandato del Cardenal Ludwig Müller como Prefecto de la entonces Congregación para la Doctrina de la Fe, hoy Dicasterio para la Doctrina de la Fe. Müller ya había expresado su oposición a determinadas posturas del pontífice y dice que fue destituido sin explicación de su parte.
Más recientemente, el Papa destituyó de su cargo al obispo Joseph Strickland, de la diócesis de Tyler, en Estados Unidos. Strickland dijo en las redes sociales que se oponía al “programa del Papa Francisco de socavar el Depósito de la Fe”. El ex obispo de Tyler tampoco recibió mayor explicación por su destitución.
Otro prelado despedido por Francisco fue el arzobispo Georg Gänswein, ex secretario personal de Benedicto XVI, que fue enviado de regreso a su diócesis en Alemania sin ningún cargo.
El Código de Derecho Canónico establece que los obispos pueden ser destituidos de su cargo por motivos graves como herejía, abuso de poder o escándalo. Además, el Sumo Pontífice como Juez Universal puede terminar el mandato de un obispo sin justificación y en cualquier momento.
No es claro cómo se mantendrá el cardenal Raymond Burke, que ahora tiene 75 años, la edad de jubilación obligatoria para los obispos. Continúa trabajando en la Signatura Apostólica y podría recibir un estipendio por sus servicios. Pero otras fuentes indican que el Papa podría, de hecho, despojar a Burke de su título cardenalicio. Sin embargo, ninguna de estas fuentes ha sido confirmada y no se sabe si el cardenal regresará a Estados Unidos.
Gaudium Press intentó contactar con fuentes cercanas al cardenal Raymond Burke que aún no han respondido a las solicitudes de confirmación de los hechos. El prelado estadounidense, por su parte, se limitó a informar a la prensa que no hará declaraciones públicas por el momento. (Gaudium Press / Rafael Tavares)
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