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Una nota del nuevo arcipreste de la Basílica, Cardenal Gambetti, matiza las disposiciones anteriores que había causado polémica.
Redacción (23/06/2021 16:39, Gaudium Press) Tras la cancelación, el 12 de marzo pasado, de las misas ‘individuales’ en los altares de la basílica de San Pedro, y la consecuente obligatoriedad de concelebrar a los sacerdotes que insistieran en celebrar en la basílica vaticana, hubo variadas voces que pidieron dar para atrás con la medida, e incluso manifestaron su desconcierto.
Por ejemplo, el antiguo prefecto de la Congregación para el Culto divino, Cardenal Sarah, apeló directamente al Papa para que la decisión de la Secretaría de Estado fuese retirada: “Suplico humildemente al Santo Padre que disponga el retiro de las recientes normas dictadas por la Secretaría de Estado, las cuales faltan tanto a la justicia como al amor, no corresponden a la verdad ni al derecho, y no facilitan, sino que más bien ponen en peligro el decoro de la celebración, la participación devota en la Misa y la libertad de los hijos de Dios”. Otros cardenales también se manifestaron en ese sentido.
Ayer, en la “Nota de la Basílica de San Pedro sobre la ordenación de las celebraciones eucarísticas”, el nuevo arcipreste de la Basílica, Cardenal Mauro Gambetti, ha introducido algunos matices importantes en la disposición inicial.
Por ejemplo, en la Nota “se admiten excepciones en cuanto a los lugares de celebración – con motivo de la memoria de un santo cuyos restos se conservan en la basílica – y a la realización simultánea de determinadas celebraciones para grupos de peregrinos o en la forma extraordinaria del rito romano”.
Es verdad que la Nota afirma “que cuando es posible, es más que oportuno que los presbíteros concelebren”, es decir, que si un presbítero llega con un grupo de fieles, este presbítero se sume a la concelebración, y con él sus fieles.
Las excepciones
Sin embargo, también expresa la Nota que “El Magisterio enseña que las excepciones a las situaciones en las que se recomienda la concelebración son aquellos casos en los que el beneficio de los fieles no exige ni aconseja lo contrario”, es decir, se puede exceptuar la concelebración, teniendo en cuenta, por ejemplo “la comprensión del idioma en la liturgia en orden a la caridad” o “el valor pastoral que puede tener la celebración de la Eucaristía para un grupo de peregrinos, de acuerdo con los ritos existentes en la Iglesia Católica”, lo que aludiría – v. gr. – a los peregrinos que tienen un especial afecto por la liturgia en el rito antiguo.
Por lo demás, afirma la Nota, que “las dimensiones de la basílica de San Pedro y su arquitectura permiten responder a las diferentes necesidades de quienes desean celebrar la Eucaristía en grupo sin superponerse a la concelebración que tiene lugar en los principales lugares litúrgicos”, habida cuenta de que “la basílica de San Pedro se caracteriza por el ministerio petrino de la unidad, la misericordia y la ortodoxia de la fe y acoge a peregrinos de todo el mundo”.
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