La elección de Neftalí Bennett como primer ministro de Israel, parece ser un anuncio de cambios. La Biblia nos trae algunas pistas de reflexión.
Redacción (17/06/2021 10:55, Gaudium Press) “Raquel dio a luz y su parto fue penoso. Durante los dolores de parto, la comadrona le dijo: ‘No temas, porque aún tendrás a este niño’. Y, estando a punto de entregar su alma, porque estaba ya agonizante, llamó a su hijo Benoni [‘hijo de mi dolor’]; pero su padre lo llamó Benjamín [hijo de la derecha]” (Gen 35, 16-18).
Es bien sabido que los orientales son mucho más dados al simbolismo que los occidentales. El extracto citado anteriormente lo demuestra claramente. De hecho, todos los nombres de los hijos de Jacob tienen su significado. Neftalí, por ejemplo, proviene de la exclamación de Raquel, esposa de Jacob: “Luché contra mi hermana ante Dios, y gané” (Gn 30, 8).
El fin de semana pasado, tuvo lugar un evento quizá simbólico: después de 12 años de gobierno, el Primer Ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, fue depuesto y Neftalí Bennett ascendió. Lo curioso es que el “hijo de la derecha” fue depuesto, y en su lugar subió un derechista, cuyo nombre significa “luché contra”. ¿Qué representará esto?
¿El “hijo de la derecha” fue reemplazado por la propia derecha? ¿O entonces el nuevo gobierno luchará contra el antiguo – ¡esperemos que ante Dios! – y vencerá, trayendo un nuevo orden de cosas? ¿No comenzará por ventura para Israel el período “Benoni”, de donde saldrán muchos hijos de dolor?
El surgimiento del nuevo gobierno podría compararse con el nacimiento del último hijo de Jacob: llegó después de muchos años, en medio de una gran agonía; ¿vendrá trayendo la muerte al régimen de vida anterior, así como el nacimiento de Benjamín trajo la muerte a su madre Raquel? No fue al acaso que Jacob lo llamara “lobo voraz, por la mañana devora la presa y por la tarde reparte el botín” (Gn 49, 27).
Pero, por otro lado, puede parecerse a Neftalí: fruto de la riña entre Lea y Raquel, trae en su propio nombre una discordia. ¿Vendrá él a establecer una coalición, o más bien a incrementar la intriga entre las varias partes?
¿Vendrá un nacimiento bien sucedido, pero acompañado de una muerte? ¿O será un suceso en medio de una pelea que no termina pronto? Solo el tiempo nos responderá.
Una cosa es segura: muchas cosas cambiarán, no solo en Israel, sino en todo el mundo.
Por Miguel de Souza
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