El P. Murray dice que “la Asamblea ya no es un Sínodo de Obispos”.
Redacción (06/10/2023 12:25, Gaudium Press) El P. Gerald Murray, sacerdote canonista de la Arquidiócesis de Nueva York, intervino en el encuentro internacional La Babele sinodale, organizado por La Nuova Bussola Quotidiana el pasado 3 de octubre, con la ponencia Considerazioni canoniche e teologiche sul Sinodo dei Vescovi dell’Ottobre 2023.
De esta ponencia extractamos algunos trechos, particularmente referentes al tema de la estructura jerárquica de la Iglesia en el marco del Sínodo de la Sinodalidad.
Recuerda el P. Murray que “el Sínodo de los Obispos fue instituido por el Papa San Pablo VI el 15 de septiembre de 1965, con el Motu Proprio Apostolica Sollicitudo”, enmarcándolo “en la misión común de gobernar la Iglesia de Dios, que el Espíritu Santo ha conferido tanto al Romano Pontífice como a los obispos en comunión con él. El Sínodo de los Obispos es un medio para promover la misión de gobierno de la jerarquía divinamente conferida”.
Asimismo recuerda el sacerdote que el canon 342 del código canónico “identifica las tareas eminentemente episcopales que atañen a las reuniones sinodales: promover la unión jerárquica con el Papa, promover la fe y la moral, fortalecer la disciplina eclesiástica y reflexionar sobre la actividad de la Iglesia en la situación actual. Todo esto forma parte de las preocupaciones ordinarias de los pastores de la Iglesia”.
Sin embargo, afirma el canonista, “cuando miembros no obispos con derecho a voto son introducidos en una asamblea de obispos con derecho a voto, la asamblea deja de tener carácter episcopal. A quienes no son pastores en la Iglesia se les asigna un papel que por naturaleza corresponde sólo a los pastores”.
Por tanto, afirma el P. Murray, “la Asamblea ya no es un Sínodo de Obispos. Por analogía, ¿podríamos decir que la elección de un Papa en un cónclave compuesto por cardenales y no cardenales seguiría siendo un acto del Colegio Cardenalicio? Claramente no podríamos decir eso”.
¿Cuál sería la función de los no obispos en este sínodo? ¿Tendría carácter representativo? El P. Murray apunta una contradicción en el documento que anuncia la participación de no obispos en el sínodo – publicado el 26 de abril de 2023 por la Oficina de Prensa de la Secretaría General del Sínodo – pues si por una parte dice que la presencia de los no obispos no se inscribe en la función “de la representación”, en otro aparte dice que los 70 miembros no obispos “representan a otros fieles del pueblo de Dios”.
Afirma pues el sacerdote americano que “el Sínodo de Obispos había sido un encuentro en el que pastores seleccionados de la Iglesia se reunían junto al Pastor Principal, para discutir y examinar qué mejor hacer para cumplir la misión divinamente conferida de enseñar, santificar y gobernar el rebaño de Cristo. Ahora, sin embargo, tenemos una asamblea totalmente diversa, en la que los laicos, que no están sacramentalmente conformados a Cristo Sumo Sacerdote, a través del orden sagrado, serán tratados jurídicamente en pie de igualdad con los obispos”.
Continúa diciendo el P. Murray que tales “cambios implementados en el Sínodo de los Obispos ignoran la distinción esencial entre ordenados y no ordenados en la Iglesia. El establecimiento por Cristo de una Iglesia jerárquica significa que ciertos roles pertenecen a los pastores y no a las ovejas. Crear confusión en esta materia, al igualar jurídicamente a los no obispos con los obispos en la Asamblea General del Sínodo, perjudica a la Iglesia, oscureciendo los diferentes roles de pastores y ovejas, creando la falsa impresión de que la autoridad jerárquica de los obispos puede ejercerse legítimamente por los no ordenados. Tal comprensión violaría la naturaleza de la Iglesia divinamente establecida”.
El P. Murray también habla de temas esenciales que no están en la agenda
Después de constatar que “el Instrumentum Laboris [documento de trabajo del sínodo] enumera los temas que surgieron en las distintas fases de las consultas sinodales: guerra, cambio climático, «un sistema económico que produce explotación, desigualdad y “desperdicio”», colonialismo cultural, persecución religiosa, «secularización agresiva», abuso sexual y «abuso financiero, espiritual y de poder»”, el sacerdote se sorprende que “el aborto, la eutanasia, el suicidio médicamente asistido, la expansión del ateísmo, el relativismo, el subjetivismo, la indiferencia religiosa, la ideología de género, la redefinición del matrimonio en las leyes de muchos estados, los gobiernos occidentales, los programas coercitivos para imponer la anticoncepción en el Sur del mundo ni siquiera se tienen en cuenta. Tampoco lo son las crisis relativas a la práctica sacramental en la Iglesia actual: la fuerte disminución de la asistencia a Misa, la desaparición de facto de la confesión sacramental en muchos lugares, la disminución de los bautismos, confirmaciones y matrimonios, y la drástica caída en el número de ordenaciones sacerdotales en El mundo occidental. En ninguna parte encontramos mención de la misión fundamental de la Iglesia: la salvación de las almas. No hay ningún indicio de que lo más importante en la vida de la Iglesia sea la predicación del don de Dios de la vida eterna, la llamada de Cristo a la conversión y al arrepentimiento”.
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