El purpurado respondió los argumentos del P. Casalone en la Civiltà Cattolica.
Redacción (22/02/2022 15:24, Gaudium Press) El Cardenal Willem Eijk, médico y miembro de la Pontificia Academia para la Vida, ha rechazado firmemente el apoyo dado al suicidio asistido como táctica para prevenir la legalización de la eutanasia voluntaria en Italia, postura asumida por el P. Carlo Casalone y la prof. Marie-Jo Thiel, ambos miembros de la misma Academia. La profesora apoyó la postura del P. Casalone.
El suicidio asistido involucra a una persona con una llamada enfermedad terminal o con una condición incurable, que acaba ella misma con su vida con una letal dosis de drogas. La eutanasia voluntaria, implica el permiso o consentimiento del paciente, dado a un médico para provocar la muerte de una persona que sufre de una enfermedad incurable y dolorosa, o que está en coma.
En artículo publicado en La Civiltà Cattolica, el P. Casalone argumentó que dar una “evaluación negativa general” de la legislación que pide la eutanasia voluntaria correría el riesgo de “favorecer el referéndum” entonces propuesto para Italia sobre esa materia y su objetivo de legalizarla.
El presbítero sugirió invocar el principio de las “leyes imperfectas”, según el cual en algunos casos ha sido lícito que un político católico vote a favor de una ley que restringe una ya aprobada que es contraria a la enseñanza de la Iglesia, por ejemplo votando para reducir la legalidad del período de tiempo para el aborto de 24 a 16 semanas. El jesuita afirmaba que ese principio podía aplicarse para favorecer el suicidio asistido, que supuestamente sería un mal menor en comparación con el mal mayor de la eutanasia voluntaria, siendo que el suicidio asistido tendría condiciones estrictas en Italia.
Respuesta del Cardenal Eijk
Entre tanto, el Cardenal Eijk, rechazó de forma tajante la sugerencia y argumentación del P. Casalone.
El purpurado argumentó que “no existe una diferencia moral significativa” entre el suicidio médicamente asistido y la eutanasia voluntaria, “ni del lado del paciente ni del médico”, puesto que ambos tienen “la misma responsabilidad moral” en la realización de un asesinato.
En afirmaciones al National Catholic Register, el Cardenal expresó que suicidio asistido y eutanasia van de la mano y por lo tanto el argumento de que al permitir la legislación del suicidio asistido se podría impedir la legislación de la eutanasia “no tiene sentido”.
“Se allanaría simple y automáticamente el camino para legalizar la eutanasia, porque la diferencia ética entre ambas no es significativa”, dijo.
Sobre el argumento de las “leyes imperfectas”, dijo el purpurado que este fue usado por Juan Pablo II en la Evangelium Vitae (N. 73) en el contexto de la restricción del aborto pero agregó que “votar por una ley por la cual se permita el suicidio médicamente asistido de ninguna manera implica una restricción a la legalización de la eutanasia”.
“Por el contrario”, afirmó, “legalizar el suicidio asistido médicamente allana automáticamente el camino para legalizar la eutanasia como el siguiente paso lógico, ya que no existe una diferencia moral significativa entre el suicidio asistido médicamente y la eutanasia”.
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