domingo, 07 de julio de 2024
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Cardenal “Marx es responsable del fracaso del sínodo” alemán, dice el Cardenal Muller

El antiguo prefecto de Doctrina de la Fe conversó con Riccardo Cascioli en el programa I Venerdì della Bussola.

Cardenal Muller

Redacción (10/06/2021 10:44, Gaudium Press) Riccardo Cascioli, director del site La Nuova Bussola Quotidiana (en español Brujulacotidiana.com), en su programa online I Venerdì della Bussola (Los viernes de la Brújula) ha mantenido una interesante conversación sobre diversos tópicos con el Cardenal alemán Gerhard Muller, antiguo prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe.

Ocupó la atención del purpurado y de Cascioli la reciente dimisión no aceptada por el Pontífice del Cardenal Reinhard Marx, y su relación con el llamado camino sinodal alemán.

“Esta dimisión y el llamado camino sinodal son dos cosas diferentes. No se pueden confundir estos dos puntos, pero al mismo tiempo este ‘camino’ también ha fracasado porque, como hemos visto, va en una dirección que no tiene nada que ver con la Iglesia, con sus fundamentos, con la Biblia y la tradición apostólica”, expresó el purpurado, aludiendo a un ‘hijo legítimo’ de ese camino sinodal, como fueron las ‘bendiciones’ a uniones homosexuales realizadas el pasado 10 de mayo en diversas iglesias alemanas.

La Iglesia no falla, sí los hombres

El purpurado afirmó que el Cardenal “Marx es responsable de este fracaso sinodal, mientras que ahora echa la culpa a un fracaso genérico de la Iglesia (‘La Iglesia está en un punto muerto’, según sus palabras). Pero esto es inaceptable: quiere cargarle al Papa, que es su amigo, la tarea de resolver los problemas que él mismo ha evitado, y no me parece muy justo”.

No obstante, “la Iglesia es una institución divina, no puede fallar, mientras que los hombres sí pueden fallar. También Judas falló, incluso los apóstoles en el Gólgota fallaron, por lo tanto no se puede hablar de un fracaso de la Iglesia que es por naturaleza infalible”.

Se creyó que la Iglesia era una institución política

Para el Cardenal Muller el gran error de los obispos alemanes “ha sido el de confundir a la Iglesia con una institución política, cuando en realidad los obispos son los sucesores de los Apóstoles”. Es cierto, hablando de los abusos sexuales, que “muchos sacerdotes no han sido fieles al sexto mandamiento, pero no es culpa de Dios. No hay que cambiar ni su ley ni su Palabra. En cambio, hay que decir con fuerza que los que actúan contra los diez mandamientos son culpables”.

El purpurado ubica como uno de los factores decisivos en la crisis de la Iglesia alemana, su proximidad con los protestantes luteranos, los cuales “no pueden ser un ejemplo para nosotros ya que tienen una situación peor que la nuestra, con el sacerdocio femenino y el clero casado, además de no respetar la indisolubilidad del matrimonio. Han sido reflexiones políticas que se hacían pasar por el futuro de la Iglesia”.

Para el Cardenal Muller no es tanto un cisma el que quieren producir los obispos alemanes embarcados en el camino sinodal, sino “que quieren erigirse en guía de la Iglesia, se creen la vanguardia, el futuro, pero como bien dijo San Ireneo de Lyon en el siglo II contra los gnósticos, ‘la fe cristiana es la misma en todo el mundo’”.

Roma tiene una gran responsabilidad”

Vuelve a hacer el purpurado un llamado al Papa, pues “Roma tiene una gran responsabilidad en el mantenimiento de la unidad de la Iglesia universal, que está confiada al sucesor de Pedro, por lo que debe hacer más por la unidad de la fe. Éste es el tema que debería preferir el Papa; el clima y los migrantes son sin duda temas importantes, pero son secundarios comparados con la unidad en la fe que necesita la Iglesia hoy”.

En su conversación con Cascioli, el Cardenal Muller también lamentó, con relación al tiempo de pandemia, el error cometido de “obedecer al Estado y que éste dictara la línea a seguir respecto a los Sacramentos y la Eucaristía. Es la Iglesia la que tiene la responsabilidad exclusiva de la liturgia, el Estado no tiene poder para prohibir la celebración de la Santa Misa. Por supuesto, se puede colaborar con los gobiernos en materia de seguridad, pero no se pueden aceptar limitaciones a la libertad religiosa como ocurrió durante la pandemia en un gran número de países, transformando a la Iglesia en una institución bajo la autoridad del Estado. Una autoridad que se ha convertido en autoritarismo”.

Con información de Brújula Cotidiana

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