En su último libro, el purpurado compara ciertas actitudes episcopales de los tiempos actuales con los tiempos de Arrio, cuando una “mayoría de los obispos” había fallado en la fe.
Redacción (19/02/2023 09:05, Gaudium Press) En su último libro “In buona Fede” (De buena Fe) – escrito a cuatro manos con la periodista Franca Giansoldati – el Cardenal Gerhard Müller ya expresa críticas a las posiciones liberales del Cardenal Robert McElroy, “promovido por el Papa como cardenal en el consistorio de finales de agosto de 2022”. En esto el purpurado alemán se suma a la ya larga lista de prelados que han contestado las pública posiciones ‘progres’ del Cardenal obispo de San Diego.
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“Él [el Cardenal McElroy] afirma que la comunión resta un hecho privado y que la Iglesia debe evitar las confrontaciones con los políticos. Es una falsedad. Recibir la comunión no es nunca un acto dirigido a satisfacer los propios sentimientos religiosos, se trata de la presencia real de Jesús, de la comunión con la Iglesia entera. Es un sacramento, no un rito social. La fe y la vida privada de la persona deberían coincidir, caminar juntas, estar en armonía. Esto vale obviamente también para los políticos católicos, a los cuales no se les pide la obligación de defender los privilegios de la Iglesia. A ellos se les pide en todo caso proteger la ley natural que incluye el valor sin condiciones de la vida humana”.
El teólogo alemán no deja de dar parte de la responsabilidad a Francisco por la confusión reinante a ese respecto en los días de hoy: “Desgraciadamente, se observa, ciertas tomas de posición del Papa Francisco no han resultado siempre claras a tal propósito y han contribuido a nublar la cuestión. Ante el presidente Trump, por ejemplo, el pontífice ha afirmado que construir un muro divisorio entre México y Estados Unidos no es cristiano. Obviamente estamos todos de acuerdo. Sin embargo después al presidente Biden, convencido partidario del aborto, con tal evitar un choque directo con la Casa Blanca, consiente de que se acerque a la comunión. Se trata de una contradicción. (…) Lamentablemente no podemos construir la unidad del episcopado – en esto caso del americano – con daño de la verdad cristiana”.
Esa prevalencia y primacía de la verdad de Cristo, aunque el mundo entero se arme contra ella, siempre terminará venciendo y es el real factor de unidad: “La fe de Cristo prevé coherencia, aceptación de la verdad revelada, rigor hacia la ley natural y moral. ¿Hay obispos que dan la comunión a Biden o a Pelosi para tener buenas relaciones políticas con ellos? Es una incoherencia terrible. También en los tiempos del arrianismo, cuando Arrio decía que Cristo era solo una primera criatura de Dios pero que no era consubstancial con el Padre, la Iglesia era dramáticamente escindida y la mayoría de la obispos era arriana. Ningún episcopado podrá nunca encontrar una síntesis con la negación de la divinidad de Cristo”.
Pregunta la periodista de Il Messaggero si las reacciones de católicos de los EE.UU. contra lo que considerarían un quiebre de la neutralidad vaticana en favor de Biden, no serían exageradas.
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A esto responde el Cardenal Müller que si bien “cada uno sea libre de cultivar prejuicios personales – en este caso me refiero a la actitud tenida en el pasado por Francisco en los enfrentamientos con el presidente Trump – resta el hecho de que un Papa en el momento en que viene elegido asume un rol super partes [ndr. por encima de las partes, que trasciende las partes, imparcial], representa la unidad de la Iglesia, es el sucesor de Pedro. Francisco en algunos trances parece haber actuado más sobre la base de preconceptos o de cálculos políticos. Puedo aventurar incluso alguna explicación de tipo sociológico, como el hecho frecuente entre los sudamericanos de nutrir una innata aversión hacia los norteamericanos. Los gringos. Tal vez la raíz es la desconfianza, no lo sé. El Vicario de Cristo en los intereses superiores tiene la tarea de iluminar a todos, hablar con franqueza, limpidez y no cerrar la puerta a ninguno”. (Gaudium Press / Saúl Castiblanco)
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