El purpurado alemán estampó sus reflexiones en Kath.net. Profundizó sobre el uso de las armas.
Redacción (17/03/2022 11:52, Gaudium Press) En fuertes declaraciones aparecidas en Kath.net, y reportadas en italiano por Marco Tosatti, el Cardenal Gerhard Muller ha dicho que nada “justifica la decisión del autócrata del Kremlim de cubrir ahora a Ucrania con una tercera guerra destinada a la esclavización total de ese pueblo a cualquier precio de destrucción de vidas humanas y la devastación de valores culturales e infraestructura”.
Pueblos que profesan el cristianismo
El purpurado, después de recordar que están los “grandes rusos” de Moscú, los “pequeños rusos” de Ucrania, y los “rusos blancos” de Minsk, dijo que no es concebible seguir a “Caín como modelo por el homicidio de su hermano Abel”.
Después de recordar que la gran mayoría de rusos y de ucranianos profesa el cristianismo “desde hace más de 1000 años”, el Cardenal Muller expresa que la condición de cristiano hace que se rechace la “guerra como medio legítimo de la política”.
El Cardenal justifica el apoyo a Ucrania, incluso con armas, teniendo en vista que incluso la defensa armada es un mal, aunque en ocasiones inevitable:
“Teniendo en cuenta la diferencia ética entre el agresor y la víctima de la agresión, los obispos alemanes subrayaron el principio de ‘justa defensa’ y, por lo tanto, también justificaron explícitamente la entrega occidente de armas a la Ucrania invadida. Sin embargo, también es tarea de los obispos, como servidores de la Palabra de Cristo, no dejar el desafío en el plano militar y político”.
El purpurado invita a obispos y fieles a “orar por la paz, para que Dios mueva los corazones de los poderosos a la comprensión y las conciencias de los especuladores de la guerra al arrepentimiento y la conversión. La Iglesia, como comunidad de fe, esperanza y amor, no lucha con armas militares que matan y hieren, ‘contra los hombres de carne y hueso’. Los creyentes en Cristo luchan con ‘armas espirituales’, es decir, ‘la justicia, el evangelio de la paz, el escudo de la fe, el yelmo de la salvación, la espada del Espíritu, es decir, la Palabra de Dios contra los poderes y autoridades, contra los gobernantes del mundo de esta oscuridad e iniquidad’ (cf. Ef 6, 10-20)”.
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