El purpurado alemán habló con la revista Valeurs Actuelles, particularmente sobre la misa y los sacramentos.
Redacción (28/06/2023 12:46, Gaudium Press) Muy interesante conversación tuvo el Cardenal Gerhard Müller, ex prefecto de la antigua Congregación para la Doctrina de la Fe, con Laurent Dandrieu de la revista francesa, Valores Actuales (Valeurs Actuelles), publicada en la edición del pasado 22 de junio.
Comienza el purpurado afirmando, de los diversos ritos de la Misa, que lo importante es que se mantenga idéntica “la substancia de los sacramentos”, “incluso cuando estos sean celebrados en los ritos que se han diferenciado a lo largo de la Historia”.
Es cierto que la forma ritual debe ser muy respetuosa con “la presencia de un Dios que ha venido a hacer su morada entre nosotros”. Pero esto “no debe degenerar en un ritualismo que identificaría la forma exterior con la gracia sacramental”.
Reconoce el Cardenal, ciertamente pensando particularmente en Francia, que hay “muchos jóvenes [que] profundamente sensibles a la dimensión religiosa se sienten chocados por el secularismo de bastantes sacerdotes y comunidades que esconden su pérdida, modernista, de la fe, bajo los oropeles de la liturgia renovada por el Papa Pablo VI. La fe católica dogmáticamente justa debe en todo caso concordar con la piedad interior, la elevación del corazón a Dios”.
Es claro que el purpurado reconoce el pleno poder de la Iglesia para regular la liturgia.
Entre tanto, no deja de afirmar que “el concilio Vaticano II no ha en ningún caso hablado de una nueva liturgia como expresión de una fe dogmáticamente modificada. Reconociendo la igualdad de todos los ritos en vigor (Sacrosanctum Concilium, 4), el concilio decidió aportar algunas pequeñas y prudentes modificaciones al rito a fin de facilitar la plena participación de los fieles como aquello [que] es exigido por ‘la naturaleza de la liturgia’ (Sacrosanctum Concilium, 14). No es cuestión de un cambio de la teología de la misa y de los sacramentos, cambio que se habría expresado en otra forma litúrgica y que, de cualquier manera, está excluido por cuanto que nosotros queremos permanecer católicos”.
Y continúa: “Aquello que nos diferencia esencialmente del protestantismo se debe a esto: los sacramentos son signos instituidos por Cristo para su Iglesia que realizan aquello que significan” y no es solamente una expresión de una fe subjetiva.
No hay que avergonzarse de ser ‘tradicionalista’
El Cardenal Müller también tuvo palabras aclaratorias y de defensa del verdadero sentido del término “Tradición”:
“No se debería calificar uno a sí mismo de ‘tradicionalista’ o dejarse insultar de otros bajo ese término. La Escritura Santa y la tradición apostólica constituyen para todos los católicos el fundamento y la fuente de su fe, una fe que el magisterio de la Iglesia cuida y expone fielmente. La ortodoxia consiste ante todo en el contenido de la confesión de fe y en la substancia de los sacramentos y enseguida solamente en las fórmulas del dogma y los ritos de la liturgia”.
Acusaciones insultantes, guiadas por voluntad de poder
Sobre las acusaciones que a veces se hacen contra algunos, de un retroceso, del cual el amor a la liturgia antigua sería un síntoma, expresó el Cardenal alemán:
“Hay infelizmente en la Iglesia, también, responsables que, en lugar de discutir con competencia teológica, suponen la posición de los demás para difamarlos. Tales actitudes, ad hominen (dirigidas hacia el hombre) más que ad rem (a la cosa o asunto), son anticristianas y dañinas a la Iglesia porque ellas son guiadas no tanto por el amor del prójimo cuanto por la voluntad de poder”.
Recuerda el periodista Dandrieu al Cardenal que él afirmó sobre el motu proprio Traditionis Custodes, que tenía como intención clara “de condenar la forma extraordinaria [de la misa] hasta su extinción a largo plazo”:
“La implicación total de la autoridad papal en cuestiones que no son fundamentales para la verdad del Evangelio y la unidad de los fieles en Cristo es contraproducente – responde el Cardenal Müller. No se puede aceptar en silencio la blasfemia de las pseudo-bendiciones de parejas no aptas para el matrimonio y al mismo tiempo prohibir celebraciones verdaderas y válidas de sacramentos solo porque el rito personalmente disgusta o porque se sospecha, (…) que aquellos que de él participan son ‘enfermos’”.
¿Pero una diversidad litúrgica no pondría en peligro la unidad de la Iglesia?, preguntan al Cardenal.
“Es católico aquel que está unido a la Iglesia por la confesión de la fe, los siete sacramentos y el reconocimiento del Papa como sucesor de Pedro con los obispos en comunión con él. Desde el punto de vista del rito, los anglicanos y varias otras ‘Iglesias’ protestantes tienes casi la misma liturgia que los católicos. Los cristianos greco católicos tiene la misma forma litúrgica que la de las Iglesias ortodoxas, separadas de Roma. No es ahí donde se encuentra la plena unidad”.
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