Dos amigos suyos refieren algunos de los últimos pensamientos del Cardenal, hasta ahora inéditos: Estaba molesto con la forma como se gestionaron los funerales de Benedicto.
Redacción (06/02/2023 10:20, Gaudium Press) Refiere Nico Spuntoni Il Giornale algunos de los últimas pensamientos del Cardenal Georg Pell, reportados por dos amigos suyos, Tess Livngstone y el jesuita Frank Brennan, vertidos ahora en The Australian a raíz del muy asistido funeral del Cardenal Pell en Sídney. Escribe Linvignstone:
“En privado podía ser duro sobre la falta de respeto a los muertos, como lo había sido en nuestra última conversación, la noche antes de ir al hospital [donde sería intervenido en la cadera, fruto de lo cual moriría]. En esa ocasión, se molestó porque el Vaticano había permitido la apertura de comercios durante el funeral del Papa Benedicto. en la Plaza de San Pedro, el pobre sermón del Papa Francisco sobre su predecesor, la omisión del canon romano a favor de otra oración eucarística y los burócratas de la curia que hacían difícil la concelebración de los sacerdotes”.
Por su parte el P. Frank Brennan, después de haber recordado el papel significativo jugado por el purpurado australiano en los dos últimos cónclave, afirmaba que “no obstante tener más de 80 años y no poder votar, esperaba tener una influencia decisiva para determinar el resultado del próximo. En un almuerzo en Roma hace unas semanas, me aseguró que el próximo cónclave no estaba lejos”. Ese deseo de influir habría sido decisivo para que no se operase en Australia, pues “no quería correr el riesgo de estar al otro lado del mundo después de la operación y antes del cónclave”.
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El periodista de Il Giornale declara ser él también testigo de esos pensamientos del Cardenal Pell: “quien aquí escribe puede confirmar ambas revelaciones: es cierto, según informa Livingstone, que los métodos de gestión del funeral de Benedicto XVI habían molestado al cardenal como es cierto que, a pesar de los consejos de amigos y conocidos de operarse en su país de origen o al menos en Londres, Pell había querido firmemente permanecer en Roma porque estaba convencido de que un posible cónclave podría haberse celebrado en cualquier momento”, expresa Spuntoni.
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