El purpurado guineano habló de diversos temas con Matteo Martzuzzi de Il Foglio, la primera entrevista que concede tras la aceptación de su renuncia.
Redacción (10/03/2021 11:08, Gaudium Press) Ya en su condición de prefecto emérito de la Congregación del Culto Divino, el Cardenal Robert Sarah ha dado su primera entrevista a Matteo Matzuzzi de Il Foglio, de la cual el National Catholic Register hace una traducción al inglés.
Destacamos algunos apartes.
«Estoy feliz de haber servido a tres Papas»
Sobre la aceptación de la renuncia que hace el Papa de su cargo recientemente, el purpurado africano dijo que, “estoy feliz y orgulloso de haber servido a tres Papas: San Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco, en la Curia Romana durante más de 20 años. He tratado de ser un servidor leal, obediente y humilde de la verdad del Evangelio”.
Sobre qué aprendió de su servicio en el dicasterio, el Cardenal Sarah expresó, entre otras cosas, que “la responsabilidad de la liturgia nos sitúa en el corazón de la Iglesia, de su razón de ser. La Iglesia no es una administración ni una institución humana. La Iglesia prolonga misteriosamente la presencia de Cristo en la tierra. (…) La Iglesia existe para dar a los hombres a Dios y para dar a Dios a los hombres. Este es precisamente el papel de la liturgia: adorar a Dios y comunicar la gracia divina a las almas. Cuando la liturgia está enferma, toda la Iglesia está en peligro porque su relación con Dios no solo está debilitada sino profundamente dañada. (…) En lugar de hablar de nosotros mismos, ¡vayamos a Dios! Este es el mensaje que vengo repitiendo desde hace años. Si Dios no está en el centro de la vida de la Iglesia, entonces está en peligro de muerte. Por eso, ciertamente, Benedicto XVI dijo que la crisis de la Iglesia es esencialmente una crisis de la liturgia porque es una crisis de la relación con Dios”.
El papel de silencio
El purpurado quiso resaltar especialmente, el papel del silencio en la liturgia: “Nunca he dejado de volver al lugar del silencio en la liturgia. Cuando el hombre permanece en silencio, deja un lugar para Dios. Al contrario, cuando la liturgia se vuelve habladora, olvida que la cruz es su centro, se organiza en torno al micrófono. Todas estas preguntas son cruciales porque determinan el lugar que le damos a Dios. Desafortunadamente, se han transformado en cuestiones ideológicas”.
Sobre pugnas al interior de la Iglesia, el purpurado manifestó lo siguiente: “Hoy en la Iglesia, con demasiada frecuencia actuamos como si todo fuera una cuestión de política, poder, influencia y la imposición injustificada de una hermenéutica del Vaticano II que rompe totalmente y es irreversiblemente reñida con la Tradición. Ha sido un gran sufrimiento para mí presenciar estas luchas entre facciones. Cuando hablé de la orientación litúrgica y del sentido de lo sagrado, me dijeron: “¡Te opones al Concilio Vaticano II”! ¡Esto es falso! No creo que la lucha entre progresistas y conservadores tenga sentido en la Iglesia. Estas categorías son políticas e ideológicas. La Iglesia no es un campo de lucha política. Lo único que cuenta es buscar a Dios cada vez más profundamente, encontrarlo allí y arrodillarse humildemente para adorarlo”.
Francisco lo animó, en sus problemas por la publicación de Desde lo más profundo de nuestros corazones
Acerca de su relación con el Papa Francisco, el purpurado guineano expresó que al Pontífice “le gusta la franqueza. Siempre hemos trabajado juntos con sencillez, a pesar de las fantasías de los periodistas. Por ejemplo, el Papa Francisco entendió muy bien y recibió el libro para el que había colaborado con Benedicto XVI, Desde lo más profundo de nuestros corazones. No le oculté mi preocupación por las consecuencias eclesiológicas de cuestionar el celibato de los sacerdotes. Cuando me recibió después de su publicación, cuando las campañas de prensa me acusaron de mentir, me apoyó y animó. Había leído y apreciado, al parecer, la copia autografiada que el Papa Benedicto XVI, con su delicadeza, le había enviado”.
Sobre cómo ve el futuro de la Iglesia, expresa el Cardenal Sarah que “la Iglesia vive hoy un Viernes Santo. El barco parece estar tomando agua por todos lados. Algunos la traicionan desde dentro. Pienso en el drama y los horribles crímenes de los sacerdotes pedófilos. ¿Cómo puede ser fructífera la misión cuando tantas mentiras cubren la belleza del rostro de Jesús? Otros se sienten tentados a traicionar cuando abandonan el barco para seguir a los poderes de moda. Pienso en las tentaciones que existen en Alemania durante el viaje sinodal. Uno se pregunta qué quedará del Evangelio si todo esto llega a su fin: una verdadera apostasía silenciosa. Pero la victoria de Cristo siempre llega a través de la Cruz. La Iglesia debe ir hacia la Cruz y hacia el gran silencio del Sábado Santo. Debemos rezar con María junto al cuerpo de Jesús. ¡Velad, orad, penitencia y reparación para que podamos proclamar mejor la Victoria de Cristo Resucitado!”
“Seguiré escribiendo, hablando, viajando”
Acerca de su futuro personal, el Cardenal Sarah dice que no tiene la intención de dejar de trabajar: de hecho estoy feliz de tener más tiempo para orar y leer. Seguiré escribiendo, hablando, viajando. Aquí en Roma, sigo recibiendo sacerdotes y fieles de todo el mundo. Más que nunca, la Iglesia necesita obispos que hablen con claridad, libertad y fidelidad a Jesucristo y a las enseñanzas doctrinales y morales de su Evangelio. Tengo la intención de continuar esta misión e incluso ampliarla. Debo seguir trabajando al servicio de la unidad de la Iglesia, en la verdad y en la caridad. Quiero humildemente seguir apoyando la reflexión, la oración, el coraje y la fe de tantos cristianos desorientados, confundidos y perplejos por las muchas crisis que atravesamos en este momento: crisis antropológica, crisis cultural, crisis de fe, crisis sacerdotal, crisis moral, pero sobre todo crisis de nuestra relación con Dios”.
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