sábado, 02 de agosto de 2025
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China: pasa de la política de un solo hijo a dar 500 dólares por cada hijo

China también sufre de invierno demográfico, por culpa propia. Ahora lo quiere revertir. Difícil.

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Foto: Unplash / Kazuend

Redacción (01/08/2025 08:58, Gaudium Press) Hace 10 años China «abandonaba la política de un solo hijo» tras treinta y cinco años. Y se permitían tener dos. Pero jugar con estas cosas tiene consecuencias.

En un distópico giro de guion, el gobierno comunista ha anunciado un nuevo programa de subsidios nacionales a la natalidad con el objetivo de frenar el desplome demográfico que amenaza el futuro del país. Según informaron medios estatales este mes de julio, el gobierno entregará 500 dólares anuales por cada hijo menor de tres años. La medida tendrá carácter retroactivo desde el 1 de enero.

La cadena estatal CCTV ha calificado la iniciativa como «una importante política nacional destinada a mejorar el bienestar público», aludiendo a que los pagos en efectivo «ayudan a reducir la carga de la crianza de los hijos». Sin embargo, el contexto no deja lugar a dudas: China se enfrenta a una crisis demográfica sin precedentes y busca desesperadamente fórmulas para frenar el declive.

El país asiático registró apenas 9,54 millones de nacimientos en 2023, una cifra que representa la mitad de los nacimientos contabilizados en 2016, año en que se abandonó la histórica –y ampliamente criticada– política del hijo único. A pesar del cambio legislativo, la natalidad no ha repuntado. En 2021 se pasó a la política del tercer hijo, pero el mal ya estaba hecho, la población total cayó en 1,39 millones en 2023, el tercer año consecutivo de descenso.

Aunque diversos economistas han valorado positivamente la medida, advierten que, como ya pasa en otros lugares, los subsidios por sí solos no bastarán. Zhiwei Zhang, presidente y economista jefe de Pinpoint Asset Management, ha señalado que «es alentador que el gobierno finalmente haya decidido utilizar subsidios fiscales para impulsar la fertilidad», pero subraya que los desafíos estructurales son profundos.

La política demográfica de Pekín, basada durante décadas en el control férreo de los nacimientos, ha desembocado en un invierno demográfico que afecta directamente a la economía, el sistema de pensiones y la competitividad global. Ahora, el régimen chino busca revertir el daño con incentivos económicos directos. La pregunta es si llega demasiado tarde.

Con información de Agencias / InfoCatólica

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