Es difícil encontrar un oficio más exigente en términos de agilidad mental, penetración psicológica y perspicacia situacional que el de un estratega militar.
Redacción (07/08/2023, Gaudium Press) Los diferentes dominios de la producción humana artística, cultural o intelectual no se diferencian entre sí únicamente por su objeto propio, derivado de una finalidad específica, basada en cualquier necesidad humana o conveniencia. Detrás de cada habilidad, un universo de principios, un método determinado y un objetivo manifiesto exigirán de quien transita un determinado itinerario una aplicación – a veces inmensa – completamente diferente a la que se le exige a quien decide seguir otro camino.
Por supuesto, un pediatra puede no saber absolutamente nada sobre cocina, mientras que un cocinero no sabrá más que lo básico sobre un virus infantil. Pero también es cierto que, además de distinguirse los métodos propios para progresar en una carrera de los de otra, las circunstancias y dificultades concernientes a cada una tendrán también desarrollos y consecuencias particulares.
En este sentido, es difícil encontrar un oficio más exigente en términos de agilidad mental, penetración psicológica y discernimiento de situaciones que el de un estratega militar.
Porque “en la guerra, más que en ningún otro lugar, las cosas resultan diferentes a como alguien las había imaginado, y se ven muy diferentes de cerca de lo que aparecen de lejos. ¡Con qué tranquilidad puede un arquitecto construir su obra y seguir adelante con su diseño! El médico, aun cuando se entregue a un número mucho mayor de contingencias y hechos insondables que el arquitecto, conoce exactamente la forma y los efectos de los medios que emplea.
“En la guerra, en cambio, el líder de un grupo numeroso se encuentra en un mar tumultuoso de noticias verdaderas y falsas, de faltas cometidas por miedo, negligencia, precipitación; de recaídas, que se presentan con aspecto falso o verdadero de mala voluntad, sentimientos de deber aparente o real, pereza o agotamiento; de contingencias que nadie había previsto.” [1]
El texto transcrito arriba está extraído de “Vom Kriege” – “Sobre la Guerra”, una verdadera obra maestra, un clásico de la estrategia militar. Su autor: Von Clausewitz, estratega militar prusiano del siglo. XIX y uno de los mayores conocedores del arte militar de su tiempo.
Rasgos biográficos
Carl von Clausewitz nació en Burg, Prusia, el 1 de junio de 1780, en el seno de una familia pequeño-burguesa. Una reforma acometida en las fuerzas armadas prusianas, tras la muerte de Federico el Grande, permitió la entrada de plebeyos en sus filas, hecho que contribuyó a que Carl y dos de sus hermanos fueran aceptados como cadetes.
El inicio de su vida militar se produjo antes de los trece años, cuando participó en la lucha contra los franceses en Renania y luego en la reconquista de Maguncia, entre 1793 y 1795. Poseedor de una visión amplia y aguda, supo aprovechar la ocasión para observar y reflexionar sobre los métodos empleados, adquiriendo el gusto por el arte de la estrategia militar.
Enriqueció sus conocimientos cuando ingresó a la disputada escuela militar de Berlín, en 1801. Luego de graduarse, enfrentó las teorías predominantes sobre la estrategia militar tradicional, además de enfatizar la necesidad del involucramiento político para el éxito de cualquier campaña.
Innovación de tácticas y estrategias
Su genio y perspicacia militar fueron el punto de partida para una serie de reformas tácticas de guerra, a través de las cuales se destacó la importancia del proceso de instrucción y entrenamiento de los soldados. De hecho, el fracaso infligido por las tropas napoleónicas al ejército prusiano en Auerstedt (1806) se atribuyó a la falta de implicación del gobierno en los asuntos militares y a las tácticas bélicas obsoletas.
A partir de entonces, el papel de Clausewitz en el campo militar se hizo cada vez más intenso, con su participación en funciones de mayor trascendencia. Entre ellos destaca la integración en la comisión encargada de elaborar el nuevo reglamento operativo y táctico del ejército.
Su concepción de la estrategia militar abarcó, además del ámbito práctico, una profunda reflexión filosófica sobre la guerra y la paz. Esta reflexión proporcionó la consideración del carácter moral en la guerra; por ejemplo, abogar por la ejecución de un oponente en ocasiones en las que podría simplemente ser desarmado en lugar de muerto ya no es ético.
También en esta línea de principios de valor, defendida por el estratega prusiano, se encuentran la comprensión precisa de los objetivos, la disponibilidad de medios, el cálculo racional de las oportunidades y los límites éticos.
Uno de los puntos desarrollados en el trabajo “Vom Kriege”, sobre la relación entre táctica ofensiva y defensiva, es la enumeración de tres elementos esenciales: efecto sorpresa, conocimiento del terreno y ataque múltiple.
Esto implica entender la defensa como naturalmente ventajosa, dado el conocimiento previo del terreno, lo que permite un uso más efectivo del efecto sorpresa al colocar ciertos contingentes en lugares inesperados. Por tanto, el ejército que propone el ataque debe juzgar bien sus fuerzas y condiciones: éstas deben ser más favorables que las que, por regla general, exigen la situación defensiva.
Venganza contra Napoleón
Clausewitz también prestó servicios a la corona rusa cuando se incorporó a sus filas en 1812. Haciendo uso del grado de coronel, derrotó a las tropas de Napoleón ese mismo año y expulsó a los franceses del mar Báltico poco después. De vuelta en Prusia, dirigió el estado mayor del 3er. cuerpo que derrotó a las tropas de Grouchy en junio de 1815, evitando que se unieran a las filas napoleónicas en Waterloo durante los cien días.
Sus últimos años de vida los dedicó a la revisión de “Vom Kriege”, obra maestra, en la que expone prácticamente toda su noción de teoría militar en sus más diversos ámbitos.
A la edad de 51 años, aquejado de cólera, murió en Breslau antes de completar la revisión del libro, el 16 de noviembre de 1831.
La perseverancia: característica esencial del combatiente
Especialmente interesante es el capítulo de “Vom Kriege” en el que Clausewitz habla de la perseverancia como factor decisivo para la victoria. En realidad, los principios allí enumerados trascienden los campos de la vida militar y pueden aplicarse perfectamente al trabajo diario de todos y cada uno de los seres humanos.
El siguiente es un extracto de ese capítulo:
“Pronto [el hombre durante la guerra] se encontrará entregado a miles de imprevistos: un número menor, alentadores; con tendencia alarmista, la mayoría. La amplia experiencia de la guerra da el tacto necesario para apreciar rápidamente el valor de cada uno de ellos; un espíritu elevado y grandes energías personales les resisten, como la roca en el fragor de las olas.
El que cede a estas impresiones no llevará a cabo ninguno de sus compromisos, y por eso la perseverancia en el plan acordado es un contrapeso necesario […]. Por otro lado, apenas hay una empresa famosa en la guerra que no haya sido realizada con infinitos esfuerzos, castigos y privaciones, y cuando la debilidad física y moral del hombre está dispuesta a ceder, una gran fuerza de voluntad puede llevarla a cabo, anunciando al mundo y a la posteridad su admirable constancia.” [2]
Por Rodrigo Siqueira
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[1] CLAUSEWITZ, Carl von. De la Guerra. Barcelona: Obelisco, 2021, p. 186-187. (Tradução nossa).
[2] Ibidem.
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