Francisco realizó esta mañana su tercera catequesis de los miércoles sobre la oración. Esta vez meditó sobre la contemplación de un Dios que entroniza al hombre en el orden del universo.
Ciudad del Vaticano (20/05/2020 11:52, Gaudium Press) Una catequesis más, hoy, del Papa Francisco, sobre la oración. Igualmente realizada desde la Biblioteca Apostólica vaticana, por causa de los remanentes de medidas sanitarias contra la pandemia.
Contemplación de la creación, oración, esperanza
Esta vez el Pontífice mostró cómo el misterio y la belleza de la Creación, debe conducir a la contemplación y luego a la oración. Es una contemplación y oración, muy eficaces para “cuando las tristezas y las amarguras de la vida” nos sofocan y buscan romper ellas mismas nuestra unión con Dios. Es una oración que restaura la esperanza.
Para introducir el tema inició leyendo el trecho de un Salmo:
“Cuando contemplo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que allí fijaste, me pregunto: ‘¿Qué es el hombre, para que en él pienses? ¿Qué es el ser humano […] para que lo tomes en cuenta?’. Oh Señor, Señor nuestro, ¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra!” (Sl 8, 4-5.10).
Regresando al inicio de la Escritura sagrada, Francisco afirmó que la primera página de la Biblia es un gran himno de acción de gracias a Dios por la maravilla de la Creación. “En este bosque desbordante que rápidamente derrota al caos, por último aparece el hombre. Y esta aparición provoca un exceso de exaltación que amplifica la satisfacción y el gozo: ‘Dios vio lo que había hecho, y vio que era muy bueno’”, dijo el Papa.
Y este maravilloso universo creado por Dios, nos lleva no sólo a la contemplación de la propia maravilla de la Creación, sino a la contemplación del propio Dios amoroso hacia los hombres: “El orante contempla el misterio de la existencia a su alrededor, ve el cielo estrellado sobre él – que la astrofísica nos muestran hoy en día en toda su inmensidad – y se pregunta qué diseño de amor debe haber detrás de una obra tan poderosa”, señaló el Pontífice.
Efectivamente, la Creación no sólo revela a la Divina Inteligencia que lo creó, sino que también nos indica que este Maravilloso Creador tiene un designio amoroso sobre los hombres:
El Universo no es fruto “de una ciega casualidad, sino de un plan amoroso que Él tiene para sus hijos”. Por ello, “cuando el hombre mira extasiado la creación, toma conciencia de que él es la única criatura capaz de reconocer la belleza que encierra la obra divina y, ante tanto esplendor, eleva al Creador su oración de agradecimiento y de alabanza por el regalo de la existencia”.
Este éxtasis que se siente ante Dios Creador, que quiso entronizar al hombre en su creación, y que debe mover a la contemplación y oración, nos ayuda a soportar las fatigas de esta vida: “Cuando las tristezas y las amarguras de la vida tratan de sofocar nuestra gratitud y alabanza a Dios, la contemplación de las maravillas de su creación enciende, de nuevo, en el corazón el don de la oración, que es la fuerza principal de la esperanza. Y la esperanza es la que nos manifiesta que la vida, aún con sus pruebas y dificultades, está llena de una gracia que la hace digna de ser vivida, protegida y defendida”.
Saludos finales del Papa
En sus saludos finales en italiano, Francisco recordó la cercanía de la fiesta de la Ascensión, que en algunos lugares se celebra mañana, y en otros el próximo domingo. Y exhortó a todos a “ser testigos generosos de Cristo Resucitado”.
Con información de Vatican News
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