Reconocido científico habla del asunto.
Prof. Fanti – Foto: leksykonsyndonologiczny.pl
Redacción (21/07/2025, Gaudium Press) La Sábana Santa de Turín, así como la tilma de San Juan Diego donde quedó impresa la Virgen de Guadalupe, no deja de sorprender, a medida en que se profundiza en ella, también aupado por los avances tecnológicos.
Uno de los apasionados por esta maravillosa reliquia, además de experto en su área, es Giulio Fanti, profesor de Mediciones Mecánicas y Térmicas en el Departamento de Ingeniería Industrial de la Universidad de Padua, quien incluso en artículos publicados en revistas científicas ha profundizado en el Santo Sudario.
Entre mil novedades y comprobaciones maravillosas, del estudio de la Sábana, se nos revela que el cadáver allí reflejado estaba en rigor mortis, es decir menos de 38-48 horas después de la muerte, concordando con los evangelios; que no se evidencian sinos de putrefacción, y, lo que es la base de esta nota, que el Cuerpo reflejado en el lino permaneció inmóvil, pues “no hay rebabas en las manchas de sangre aún líquida”, según lo resume Religión En Libertad, fundado en el medio de apologética Il Timone, que publica artículo del prof. Fanti.
Pero si el cuerpo de Cristo no fue movido después de tocar la tela de lino, ¿cómo salió de ahí, como salió de esa Sábana Santa?
“Esto lleva a una deducción científicamente absurda: Jesús pasó a través de la Sábana Santa sin comprometerla materialmente y, por ende, su cuerpo físico se hizo transparente en relación con ella”, expresa Religión En Libertad. Claro, deducción absurda para la mera ciencia que analiza los hechos naturales de acuerdo a las leyes que Dios les destino. Pero no absurda para la fe, que sabe que Dios es omnipotente.
Sin embargo, tras constatar el hecho “absurdo”, la ciencia puede intentar hipotetizar sobre qué fue lo que ocurrió.
Hay un hecho repetido en el evangelio, que describe a Cristo atravesando las paredes del Cenáculo. Y también los católicos creemos, como bellamente lo expresa el Catecismo de Trento, que el Divino Niño pasó por el cuerpo de María como “el rayo de luz que atraviesa el cristal sin romperlo ni mancharlo”, preservando así su virginidad que fue perpetua. Entonces, la constatación de que el cuerpo de Cristo atravesó de forma extraordinaria el sudario, termina también apoyando la virginidad de María.
Entonces, sobre esas materias, ¿qué podría sugerir la ciencia? ¿cómo ocurrió eso?
En el artículo La Sábana Santa de Turín: revisión de los conocimientos que confirman los relatos bíblicos sobre la etiología de la muerte y resurrección de Jesucristo, aparecido en nov/2024 en Medical & Clinical Case Reports Journal, el profesor Fanti recuerda “que el diámetro de los átomos es unas 10.000 veces mayor que su núcleo, por lo que está prácticamente compuesto de espacio vacío, como el espacio ocupado por nuestro sistema solar formado por el sol y los planetas, de volumen insignificante comparado con éste”. Es decir, si vemos nuestra mano parecería que todo fuera sólido, cuando en realidad ahí hay muchos vacíos.
“Pensemos ahora en un dedo apoyado sobre una mesa: ambos están formados por átomos, pero el dedo no puede penetrar en la mesa porque las fuerzas que unen los núcleos a los electrones en el dedo y en la mesa son mucho mayores que la presión ejercida por el dedo sobre la mesa.
“Supongamos, sin embargo, que suministramos al dedo una energía extremadamente intensa en forma de fotones, es decir, de luz que puede aumentar la energía cinética de las partículas individuales hasta tal punto que sus fuerzas cinéticas superen a las fuerzas interatómicas. Entonces sí es posible pensar en una compenetración del dedo en la mesa. La probabilidad de impacto entre protones, neutrones y electrones, y su probable destrucción durante el atravesamiento, sería extremadamente pequeña, dados sus pequeños volúmenes comparados con los de los átomos en cuestión. Así que, si se proporcionara una energía-luz intensa, el atravesamiento de la materia no sería imposible, incluso si el cuerpo físico no estuviera privado de su realidad material. Éste podría entonces penetrarla mientras fuera rico en energía, pero podría volver a su estado inicial cuando esta luz-energía desapareciera”.
Aquí la ciencia lanza una hipótesis de lo que pudo haber ocurrido en la Resurreción de Cristo, aplicable al atravesar las puertas del Cenáculo, y también el seno purísimo de la Virgen. Son hipótesis, en las que la ciencia intenta explicar el milagro. Sin embargo, pobre ciencia…, el milagro no deja de desconcertarla.
“En apoyo parcial de esta hipótesis podemos considerar los metales: un clavo de hierro a temperatura ambiente es opaco a la luz y los fotones no lo atraviesan”.
La ‘transparencia de la materia’
“Sin embargo, si lo calentamos [el clavo] a una temperatura de unos 1000° C, proporcionándole energía térmica, el clavo se vuelve rojo y vemos los fotones emitidos por sus partes más internas. De hecho, al calentar el hierro, esta energía térmica permite que los fotones internos del clavo atraviesen el material, produciendo así la ‘transparencia de la materia’ que no percibimos a temperatura ambiente. Extendiendo a otros hechos esta hipótesis de la transparencia de la materia relativa a la salida de Jesús de la Sábana Santa sin desvirtuarla, es posible encontrar una explicación al hecho de que Él saliera del vientre de la Madre, confirmando así el dogma mariano de la ‘Virginidad antes, durante y después del parto’”, indica Fanti, citado por Religión En Libertad.
Entretanto, siguen siendo hipótesis.
Lo que no es hipótesis es que ocurrió algo extraordinario, que se sale de las leyes normales de la naturaleza, que a esas cosas los creyentes frecuentemente las llamamos milagros, pero que no son imposibles si así lo quiere Dios, el Autor de la Naturaleza y de las leyes de la naturaleza.
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